La violencia de género en Cuba no es un problema nuevo, pero sí uno que va creciendo aceleradamente. A la par que se agrava la situación económica en el país, nuevas “modalidades” comienzan a aparecer, como es el caso ahora de los hombres que obligan a sus mujeres a prostituirse para traer dinero al núcleo familiar.
Como se ha debatido en no pocos espacios, cuando una mujer en Cuba denuncia violencia doméstica, lo común es que la Policía considere que es la palabra de uno contra la del otro y desestime el caso. “Entre marido y mujer nadie se debe meter”, reza el dicho que las autoridades parecen cumplir al pie de la letra. No es raro que se les imponga una multa a los dos por escándalo público, aunque la mujer sea la agredida.
A pesar de que la Constitución cubana establece que todos los ciudadanos tienen iguales derechos, el Código Penal no hace referencia específica a la violencia doméstica, y por tanto, carece de protecciones legales hacia las víctimas de violencia de género.
Según una encuesta nacional realizada en 2016 en Cuba, el 27% de las mujeres asegura haber sufrido alguna manifestación de violencia; asimismo, los hombres y mujeres de las provincias orientales, principalmente sus zonas rurales, son quienes más justifican la violencia doméstica.
Un grupo de mujeres de la provincia oriental de Guantánamo denunció a Martí Noticias que, producto de la difícil situación económica, muchos hombres están obligando a sus mujeres a tener relaciones sexuales en contra de su voluntad, y que no existe respaldo en la ley ante estos casos.
El creciente alcoholismo en los hombres ha incrementado la violencia física y sexual hacia la mujer, la cual se extiende en muchos casos a los hijos. Otras aristas en las que se manifiesta la violencia de género en Cuba son la prohibición de trabajar, no darle a la mujer dinero para la casa, negarse al uso del condón, entre otras, muchas de las cuales son vistas como normales.
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