La santería en Cuba está siendo despojada cada vez más de su esencia como religión, y va camino de convertirse en uno de los más lucrativos negocios de la Isla.
Las prácticas religiosas están ganando cada vez más espacio, alimentadas por la curiosidad de los extranjeros que llegan a Cuba preparados para convertirse en practicantes de las religiones afrocubanas, y con ese fin desembolsan miles de dólares.
Los propios seguidores cubanos de la santería se confiesan escandalizados del camino que va tomando su religión, convertida cada vez más en una mercadería rentable que, obviamente, también encarece los rituales e insumos religiosos a los practicantes nacionales, que se sienten en desventaja frente al creyente "de afuera".
A ello se suma que cada vez se instalan más en Cuba, ya no santeros originarios de la Isla, sino también de otros países como México o Venezuela, dispuestos a entrar en la competencia por un jugoso mercado.
Ropas y objetos que llegan a costar cientos de dólares son apenas una parte del fenómeno que puede incluso llegar a la estafa (invención de deidades o ceremonias inexistentes), según declaró el santero Carlos Valdés, en este reporte de América Noticias.
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