Según The New York Times, el FBI aún investiga si Donald Trump, el vicepresidente Mike Pence o algunos de sus allegados en la Casa Blanca mantuvieron contactos frecuentes con oficiales de inteligencia rusos durante las primarias electorales.
La investigación ha descubierto registros de llamadas telefónicas que ponen en entredicho a algunos de los miembros de la campaña presidencial republicana en 2016. Habría que añadir, a estas sospechas, la renuncia del consejero para la Seguridad Nacional, Michael Finn, quien pocas horas después de ser nombrado admitió su relación con altos funcionarios de Putin.
Se cree, de hecho, que fueron los oficiales federales quienes subrepticiamente filtraron esta información a los medios norteamericanos.
Los analistas consideran que "el mayor tesoro que posee el FBI" es la potestad para acceder a las cientos de llamadas efectuadas tanto entre Donald Trump y Vladimir Putin como entre las personas cercanas a ambos mandatarios.
Hasta el momento, el FBI se ha negado a emitir declaraciones sobre el tema. Por su parte, Sean Spicer, Secretario de Prensa de la Casa Blanca, dijo hoy en la mañana que "ni Trump, ni nadie de su campaña había tenido contacto con las autoridades rusas antes de la elección."
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