Los hechos aquí narrados ocurrieron en el año 2000, durante una Cumbre de Jefes de Estado de Iberoamérica celebrada en Panamá, y quienes lo presenciaron en vivo y en directo, recuerdan con asombro y agrado - de ambos bandos - "el encontronazo" que tuvo el recientemente fallecido ex gobernante cubano Fidel Castro, contra un "desconocido" presidente de El Salvador, Francisco Flores, fallecido también hace ya unos meses.
Este último, un joven politico carismático, se enfrentó al "viejo lobo de mar" (Fidel) en lo que no fue la primera ni la última vez en que Jefes de Estado de Iberoamérica "se enfrentaran" a criterios, pero sin dudas, aún, es la más recordada de todas, porque nunca a Fidel le habían dicho tantas cosas en su cara directamente.
¿Por qué?
Todavía Fidel Castro conservaba gran parte del "embrujo y encanto seductor" que lo acompañó durante tantos eventos políticos por el mundo, y eran raras, pero raras, las ocasiones en que jefes de estados de otras naciones se le enfrentaban al ex líder guerrillero que, siempre belicoso y de largo discurso, a menudo era la voz disidente en los eventos que asistía.
Ese año, durante esa Cumbre, se intentó perpetrar en el Paraninfo de la Universidad de Panamá un atentado en su contra por parte de un grupo comandado por Luis Posada Carriles.
Desarticulado el Plan, durante la reunión de los jefes de Estado, se introdujo un documento condenatorio al terrorismo de ETA (España), que a Castro le pareció excluyente.
Entonces Castro narró lo sucedido en días recientes, condenó todos los crimenes en el mundo, y reclamó a el gobierno de El Salvador que este había protegido - a pesar de las denuncias de Cuba - a Posada Carriles en su territorio durante muchísimo tiempo.
Minutos después, Francisco Flores tomó la palabra y acusó a Fidel de ser el principal responsable de todos los crímenes ocurridos durante la guerra de El Salvador, por haber apoyado logísticamente a los guerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y dijo que era una falta de respeto que lo acusara a él de terrorista.
Cuando se iba a zanjar ya aquel entuerto, Fidel volvió a pedir la palabra, y en un principio quisieron negársela, pero este insistió y dijo que "él tenía que reparar aquella afrenta."
Micrófono delante le explicó a Flores que en primer lugar, él no lo había acusado a él, como gobernante de El Salvador, directamente, y añadió: "Si tengo que acusarte te acuso, así seas el dueño del Pentágono".
Después reconoció que sí, que Cuba había ayudado a la guerrilla salvadoreña, pero le dijo además que "revisara los libros de historia", que otros países ahí presentes en el cónclave, también habían tenido participación en la Guerra de El Salvador.
Flores, no volvió a tomar la palabra para "defenderse" y la reunión prosiiguió su curso.
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