Ya son 22 las personas que han perdido la vida a consecuencia del tiroteo perpetrado el pasado sábado 3 de agosto en El Paso, Texas.
A los 20 fallecidos iniciales que reportaron las autoridades oficiales se han sumado otros dos que murieron en el hospital.
Tras cada muerte hay una historia vital, una familia destrozada, hijos huérfanos, padres, hermanos y parejas devastados y una vida truncada de la peor manera posible.
Dentro de las víctimas se encuentran ocho mexicanos, según datos difundidos por el canciller Marcelo Ebrand.
Algunos de ellos, como muestra este reportaje de Univision, habían cruzado la frontera para alguna gestión o compra puntual en el fatídico momento en que el atacante, Patrick Crusius, decidió llevar a cabo la masacre que terminó con la vida de esas 22 personas y dejó otras 24 heridas.
Los jóvenes Jordan y Andre murieron protegiendo a su bebé de dos meses. Al momento de la tragedia compraban artículos para su niña de cinco.
La maestra Elsa Mendoza de la Mora, los ancianos Adolfo Cerros y Sara Esther Regalado, María Eugenia Lagarreta -que iba a recoger a su hija al aeropuerto- y el adolescente Javier Amir Rodríguez también perdieron la vida en el tiroteo.
La nueva matanza, unida a la de Ohio, ha dejado a una nación dolida y ha reavivado el debate sobre el control de armas de fuego en Estados Unidos.
La nación “debe condenar el racismo y la supremacía blanca” dijo Trump este lunes, a la par que pidió fuertes revisiones de los antecedentes para comprar armas.
El tiroteo en una tienda de la cadena Walmart de El Paso está siendo tratado por las autoridades estadounidenses como un caso de terrorismo doméstico. Para el acusado de cometerlo, los fiscales buscarán la pena de muerte si es declarado culpable.
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