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Daniel Ortega niega la represión en Nicaragua y culpa a EE.UU. y a los narcos de la crisis

Diferentes organismos internacionales han cifrado en más de 400 el número de muertos en esas protestas y organizaciones pro derechos humanos han sido expulsadas del país tras denunciar la represión.

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Este artículo es de hace 5 años

Managua, 4 sep (EFE).- El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, niega que haya sofocado las protestas con represión, no se siente responsable de las muertes en las calles durante los últimos meses y culpa a Estados Unidos y al narcotráfico de financiar, apoyar y armar a grupos violentos.

En una entrevista con la Agencia Efe en Managua, el líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y presidente del país califica de "golpe criminal" las protestas que, en su opinión, forman parte de un plan para sacarle del Gobierno.

Diferentes organismos internacionales han cifrado en más de 400 el número de muertos en esas protestas y organizaciones pro derechos humanos han sido expulsadas del país tras denunciar la represión.

Esas denuncias se completan con las de personalidades como el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, último Premio Cervantes y ex vicepresidente de Ortega en un Gobierno sandinista, quien habló de "fuerzas policiales y paramilitares armadas con fusiles de guerra, que actúan en conjunto, en contra de una población desarmada".

"Él sabe que está poniendo a trabajar su capacidad como cuentista. Él es un gran cuentista y está haciendo un cuento macabro realmente de lo que es una tragedia que vive este pueblo. Está mintiendo", responde Ortega.

El presidente culpa directamente a Estados Unidos por lo que considera una historia de intervencionismo en la política centroamericana y, especialmente, nicaragüense.

"Se trata de no respetar al pueblo nicaragüense, sino hacer una política de injerencia permanente para obligar al pueblo a favor de esa injerencia y por el candidato de ellos", explica.

"Es clarísimo. Retornamos al Gobierno y viene la hostilidad de los Estados Unidos. Y lo primero que hicieron fue retirarnos de la cuenta Reto del Milenio que formaba parte de un proyecto acordado con el Gobierno anterior para colocar fondos en toda Centroamérica", agrega.

"A Nicaragua -afirma Ortega- la castigaron, porque el Frente no es democrático para los Estados Unidos e inmediatamente se empezaron a organizar grupos armados".

Durante más de una hora de entrevista, Ortega se refiere en varias ocasiones a esa supuesta injerencia para acusar directamente a Estados Unidos de armar a los grupos que protestan contra el Gobierno sandinista, unidos con grupos de narcrotraficantes.

"Ahí había una actividad -según él- que se origina desde la extrema derecha en la Florida. Ha sido un cordón umbilical permanente que quedó ahí desde el periodo de la guerra de la Contra. Una relación tan estrecha de los políticos norteamericanos de la Florida con los Contras, que se convirtió en una amistad".

"A esta derecha con mucho poder político en el Congreso le dolió mucho que el Frente retornara al Gobierno y se instaló la punta de lanza que alimentó esos grupos armados y empezar a vincularse a grupos de narcoactividad. En algunas acciones contra ellos se encontró actividad vinculada al cultivo de marihuana", asegura.

Ortega niega rotundamente que haya paramilitares sandinistas y asegura que los únicos grupos armados son los que protestan contra el Gobierno.

El mandatario señaló que "los únicos paramilitares que han existido en Nicaragua son estos que se forman después de 2007 y han cometido y siguen cometiendo cantidad de crímenes".

"Nosotros -comenta- hemos librado esa batalla con la Policía y el Ejército. Hay compañeros del Ejército que han muerto en ese combate y no existen para la derecha ni para los organismos de derechos humanos".

En su relato tampoco admite las denuncias de diversas organizaciones y la población contra la Policía por disparar a manifestantes.

"Eso es una gran mentira. Yo vi la manifestación por la televisión, porque la estaban transmitiendo. Y allí lo que hubo fue una embestida de parte de los manifestantes en contra de la otra marcha que había hacía la Avenida Bolivar, una embestida armada", añade.

"Los 22 policías muertos estos meses, por ejemplo, ¿cómo se explica los 22 policías muertos por manifestantes pacíficos?, los centenares de muertos sandinistas que fueron secuestrados en viviendas y asesinados, los que fueron quemados. ¿Cómo nos explicamos todo esto?", reitera Ortega.

También niega las denuncias de la Unión Europea, la ONU y la OEA acusando a su gobierno de represión, detenciones arbitrarias y tortura, por considerar que están condicionadas por EEUU.

El presidente nicaragüense señala que "para ellos (opositores) no existen los 22 policías muertos, ni los compañeros quemados que eran civiles ni la vivienda quemada donde murió un niño que menciona Sergio (Ramírez) distorsionando la realidad".

"Una vivienda donde habitaba un compañero sandinista que tenía una fábrica de colchones y como no se sumó al paro y estaba en la zona caliente lo fueron a agredir y a pegar fuego. Le incendiaron la casa y murió la familia completa", relata el mandatario.

Por otra parte, asegura que en Nicaragua no hay presos políticos y "los que están detenidos están detenidos por crímenes que han cometido en contra del pueblo y están siendo sometidos a los procesos correspondientes. Nadie está detenido por sus ideas y por su activismo político".

Sobre la acusación de falta de libertad de prensa, la niega y dice que basta poner los canales de televisión, ver los noticieros y leer los periódicos.

"Hay tanta prensa libre que incluso hay un programa donde entrevistan estos días a encapuchados que son paramilitares armados por la derecha y donde salen diciendo tranquilamente que hacen falta más muertos aquí", señala Ortega, quien agrega que "así tranquilamente lo dicen".

No se siente responsable de las muertes y explica que "aquí los responsables de estas muertes son los que han promovido, financiado y alimentado estos actos y detrás está la política norteamericana de la Florida que ha logrado una influencia en el Congreso norteamericano".

En opinión del presidente, "lo que más ha molestado a la derecha norteamericana es la alianza que el Frente logró construir con trabajadores y empresarios que ideológicamente no son sandinistas, pero que aceptaron la propuesta de hacer un Gobierno entre empresarios, trabajadores y el Gobierno".

"La amenaza no era contra los sandinistas, sino contra los empresarios que tienen intereses en Estados Unidos y que mueven grandes operaciones financieras. Crearon las condiciones para desarrollar ofensivas como esta de abril", reitera.

Añade que esto se combina "con las armas, porque si ha habido muertos es porque ha habido armas y si no hubiera habido armas no habría habido muertos".

Las protestas contra la Administración de Daniel Ortega se iniciaron cuando se dio a conocer un decreto que reformaba la seguridad social.

"Hubo protestas, no hubo muertos, pero inventaron que allí había muerto un estudiante. Vi en televisión esas protestas y ahí no había armas, ni de un lado ni de otro lado, las armas salieron al día siguiente por la noche. Combinaron marchas sin armas por el día y por la noche salieron ya los grupos armados a atacar alcaldías, oficinas del Frente, hospitales, instituciones estatales y a matar sandinistas", agrega.

En su opinión, "ahí empezó la refriega, los enfrentamientos y los muertos", que según el Gobierno fueron 195, mientras diversos organismos de derechos humanos cifran las víctimas en más de 400.

También descalifica la petición de elecciones a la que se han sumado la Unión Europea y el Parlamento Europeo, argumentando que "en Europa hay una ola bastante conservadora también, donde a pesar de las diferencias con Estados Unidos tienden a unir posiciones frente a América Latina".

Para Ortega "no tiene sentido" adelantar las elecciones previstas para 2021 y considera que "es lo más absurdo que se ha planteado", ya que "sería sentar un precedente muy negativo que daría lugar a que en cualquier momento habría que hacer pasar un Gobierno cuando a la oposición no le gustaran sus medidas".

"Sería vivir la historia de países iberoamericanos que no tenían estabilidad y que tenían que estar cambiando gobiernos continuamente porque iba la gente a protestar a la calle y el ejército venía y sacaba al presidente", precisa.

El presidente acepta que ha habido pérdida de empleos, especialmente en el sector turismo, en el que diversos sectores empresariales cifran las bajas laborales en 70.000, desde el comienzo de la crisis el pasado 18 de abril.

"Efectivamente, ha habido una pérdida de empleo, el país estuvo paralizado por los famosos tranques durante mucho tiempo y eso afectó al empleo, y ese es el reto ahora, ir reactivando las actividades como se está haciendo", señala el mandatario.

Asegura que "se está reactivando más rápidamente el turismo nacional y las fuentes de pequeños empresarios locales", pero "donde ha habido más problema es en la atracción de turismo internacional, porque esta situación tiende a ahuyentar a los turistas".

Sobre su supuesto enriquecimiento familiar, afirma que "es totalmente falso" y pide que quienes hacen esa acusación "presenten una prueba".

En referencia al cargo de vicepresidenta del Gobierno que ostenta su esposa, Rosario Murillo, explica que "la compañera está ahí en tanto es militante del Frente" y que él la conoció "como militante (..) y está en la Vicepresidencia en tanto militante del Frente y por su capacidad". EFE

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