Tras el anuncio este martes de expulsar de la embajada de Cuba en Washington a 15 diplomáticos cubanos, residentes en la Isla manifiestan su rechazo ante la medida, a la par que expresan su preocupación sobre cómo esta afectará el curso de las relaciones entre los países vecinos.
La reducción de personal en la embajada de Estados Unidos en Cuba y suspensión indefinida de trámites de visado han desatado el malestar e incertidumbre en la Isla. Preocupa, igualmente el futuro de los trámites de reunificación familiar, sobre los que los funcionarios norteamericanos aún no se han pronunciado con claridad.
Estas medidas del gobierno norteamericano llegan en el contexto de una investigación en curso, sobre ataques acústicos que sufrieron 22 personas en Cuba -diplomáticos norteamericanos y familiares-, que les dejaron síntomas médicos de diversa naturaleza.
Desde el ministerio del Exterior cubano, por su parte, han catalogado la expulsión de sus funcionarios de politizada y desproporcionada. En rueda de prensa ofrecida este mismo martes, el canciller cubano Bruno Rodríguez ha negado, además, que hubiera espías dentro de los 15 funcionarios a los que se les ha ordenado la salida de suelo estadounidense.
“Puedo decir categóricamente que desde la creación de la Oficina de Intereses de Cuba en Washington hasta este minuto los funcionarios diplomáticos cubanos jamás realizaron ni realizan actividades de Inteligencia”, afirmó.
Rex Tillerson, en cambio, ha asegurado en un comunicado de prensa que "La decisión se tomó debido al hecho de que Cuba no tomó las medidas apropiadas para proteger a nuestros diplomáticos de conformidad con sus obligaciones en virtud de la Convención de Viena.
Para Ben Rhodes, Consejero de Seguridad Nacional durante el gobierno de Barack Obama, sin embargo, será el pueblo cubano el que más sufrirá si se dañan las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
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