Cuba peca de superlativa, se sabe, y de ello obviamente no escapa su moneda. La Isla posee una dualidad monetaria cuanto menos singular, por no decir que es pura esquizofrenia para cualquier economía doméstica y ni hablar de lo que supone para la Economía Nacional.
Desde hace más de una década circulan dos monedas, y ninguna de ellas es divisa extranjera, lo que supone un engorro para turistas y para nacionales, aunque por motivos diferentes, claro.
Lo cierto es que el peso cubano (CUP) y el peso convertible (CUC) son las dos caras de un mismo problema que genera desigualdad, confusión, y en el que, a fin de cuentas, resulta perjudicado el bolsillo de los cubanos, según se encarga de explicar en detalle este reportaje, difundido por Martí Noticias.
No sólo hay que sobrevivir al absurdo de realizar muchas transacciones diarias en una moneda en la que muchos trabajadores no cobran su salario (el CUC) sino que además, peso a peso, los cubanos van dejando caer dinero por el camino, como si fueran las migajas de Hansel y Gretel.
Lo dicho: 1 peso convertible equivale a 24 pesos cubanos. Sin embargo, si alguien quiere comprar 1 CUC deberá pagar 25 CUP, pero al venderlo solo recibirá 24.
Luego, claro, están los que no quieren recibir "vueltos" en CUC o en moneda nacional, y hasta hay quienes se niegan a montarse en un botero, por ejemplo, si antes no garantizan que el vuelto que recibirán será valorado en 25 pesos, ello como dicta el sentido común y no el común desbarajuste insular.
Desde marzo de 2014 los comercios estatales de la Isla comenzaron a aceptar paulatinamente las dos monedas como forma de pago, pero luego el fondo de caja es en una sola moneda, el CUC, lo que vuelve a generar confusión y disgusto.
Lo dramático es que en Cuba no vale sólo con trabajar o luchar el dinero, encima hay que sufrir para gastarlo.
Tan pero tan difícil es eliminar el maleficio, que a pesar de haber sido aprobada la eliminación de la doble moneda en 2011, durante el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), los cubanos siguen esperando el gran momento en que una sola moneda rija sus vidas.
Sin embargo, la desarticulación del enrevesado esquema monetario cubano, pese a augurios, rumores varios y muchas ganas, no acaba de concretarse.
Quien sepa la fórmula mágica para deshacer el conjuro de la doble moneda en la Isla, que no dude en explicarlo; mientras tanto los cubanos, a lo Hansel y Gretel, seguirán dejando caer dinero por el camino, pesito a pesito…
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