
El alpinismo industrial es un oficio peligroso, no apto para quienes temen las alturas, y sobre todo, un oficio que implica cierto grado de aventura y valor.
Restauración patrimonial, albañilería, fregado y pintura de fachadas exteriores de edificios, forma parte del contenido de trabajo habitual de esos hombres.
Se podría decir que Cuba, y especialmente La Habana, está muy necesitada de esos trabajadores, dado que la capital padece un severo deterioro de un alto porcentaje de sus edificios, incluso de algunos muy emblemáticos del centro de la ciudad.
El reportaje escrito que acompaña a este vídeo difundido por Cubanet, asegura que es un oficio en auge en Cuba en estos momentos.
Actualmente los alpinistas industriales se han independizado y trabajan mayormente en cooperativas bajo la licencia de “pintura y mantenimiento de exteriores”.
Por esa vía, prestan servicios tanto al sector estatal como al privado, aunque no es sorpresa que el sector privado les reporta más ganancias netas que el estatal.
Sin embargo, como suele suceder en estos casos, no quieren dar detalles de sus ganancias ni de los impuestos que pagan porque temen incrementos en sus licencias estatales como cuentapropistas.
En algún momento existió una escuela que formaba parte de la conocida empresa Constructora Puerto Carenas ―de la Oficina del Historiador de La Habana― que se encargaba de prepararlos. Así fue que surgió el Grupo Especializado de Trabajo de Alto Riesgo (GETAR).
Sin embargo, en los últimos años, se han preparado en escuelas de bomberos o de soluciones verticales, pertenecientes a la cruz roja cubana.
Entre los alpinistas entrevistados hay opiniones encontradas sobre el beneficio económico que obtienen de su riesgoso oficio. Mientras uno considera que sí está más o menos bien pago, otro opina que para nada.
En todo caso, lo más preocupante es el testimonio acerca del material de trabajo, que tienen que conseguirlo por sí mismos en la mayor parte de los casos, o sobreexplotar cuerdas y arneses que están previstos para ser utilizados sólo por un determinado tiempo.
Es de suponer que en los próximos años seguirá creciendo el número de alpinistas industriales en Cuba, porque si de algo está falta la Isla es de pintura, de mucha pintura.
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