Hace menos de una semana se informó que los clientes de los taxis particulares en La Habana habían notado un aumento de los precios en las rutas habituales de los “boteros”.
Ello motivó que las autoridades de la Dirección General de Transporte, en la capital, hicieran una reunión con el propósito de implementar un tope a los precios, que pusiera fin a unos incrementos que consideraron abusivos.
Tras el encuentro, se adoptó medida de "no permitir el incremento de los precios de los pasajes por parte de los transportistas que son trabajadores por cuenta propia, por encima de los referenciales, que se han venido cobrando”.
Diversos funcionarios aclararon que no consideraban que hubiera condiciones que justificaran el aumento de los precios, ya de por sí altos.
Explicaron también que no ha habido aumento en las cuotas impositivas que pagan estos cuentapropistas, ni tampoco en el precio estatal del combustible.
Según se puede ver en este vídeo difundido por Cubanet, algunos de los boteros, sin embargo, consideran que la medida ha sido arbitraria, y que las autoridades no han tenido en cuenta el incremento en el precio del petróleo o el elevado coste de las piezas de repuesto, que muchas veces tienen que importar de otros países.
A ello se suma el recordatorio de que ellos sí aceptan todas las leyes o cuotas que les aplica el Estado, y que "agachan la cabeza en ese sentido".
Otro da a entender que elevar los precios es algo normal en la cadena de oferta y demanda.
Lo que sugiere entre líneas es, que si hay demanda suficiente, elevar el precio entra dentro de lo posible, y no debe constituir una ilegalidad.
Preocupa a algunos de los boteros que exista un teléfono para informar de conductas abusivas en los precios. Temen falsas denuncias por motivos no relacionados directamente con la subida de precios, sino por simple animadversión o enemistad.
La población que utiliza este servicio, por su parte, se siente aliviada con el tope de precios, pues la subida les parecía abusiva en unos precios que de por sí ya constituyen un sacrificio, teniendo en cuesta los salarios en Cuba y el alto coste de la vida y de los alimentos.
Muchos abogan por el aumento de los taxis ruteros estatales, que cuestan 5 pesos en MN y que suponen mayor comodidad que un “almendrón”, en el que van apretados y con calor.
Entre los entrevistados también hay boteros que consideran justo que haya un tope de precios, y aquellos otros que afirman que no los han subido en ningún momento.
¿Necesidad? ¿Avaricia? ¿Justicia? ¿Abuso? ¿Egoísmo? ¿Mantendrían el negocio los boteros si no les fuera rentable?
En este tema habrá opiniones para todos los gustos porque, probado está, que nada hay más difícil en este mundo que ponerse en el lugar del otro.
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