En muchas ciudades del mundo las llamadas “estatuas vivientes” o “estatuas humanas” se han venido convirtiendo, desde hace años, en un notable fenómeno socio-cultural.
En Cuba comenzaron a hacerse populares hace menos tiempo, principalmente en las zonas del casco histórico de La Habana Vieja, donde hay más afluencia de público.
Sin embargo, poco a poco esta forma alternativa de “arte” se va extendiendo a todo el territorio nacional.
Uno de los principales méritos de estos singulares artistas es permanecer inmóviles durante largos períodos de tiempo. Quietud que solo se ve interrumpida durante algunos instantes, cuando un espectador ofrece una moneda, momento que sirve de marco a una pequeña performance, que acaba acompañada de una fotografía.
Maquillaje, interpretación, concentración y profesionalidad se dan la mano en un oficio difícil, digno de admirar y con una compensación muy variable.
En este caso, estamos ante Yohán Ulloa, artista de teatro que interpreta a un famoso torcedor (“El Tite”) de la provincia de Pinar del Río.
Ulloa trabaja como “estatua” en el hotel “Los jazmines” ubicado en Viñales. Explica que tiene todos sus papeles de cuentapropista en regla y que prefiere este trabajo a ser actor, porque económicamente le supone mayor ganancia.
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