Argentina necesitó 14 penaltis para eliminar a una combativa pero rácana Colombia que no mereció llegar a la tanda decisiva, porque la Albiceleste generó muchas ocasiones de gol a lo largo de los 90 minutos. La gran actuación de Ospina y la falta de puntería de los atacantes argentinos hicieron posible el impredecible desenlace. Hablar de justicia en el deporte es siempre algo superfluo, entre otras cosas porque los cementerios están llenos de equipos que merecieron el triunfo sin alcanzarlo. De todos modos, hay algo de equilibrio cósmico en situaciones como la de esta noche en Viña del Mar. Argentina pasa con tanto sufrimiento como justicia, pero haría bien en afinar sus armas de cara a futuros envites. En cuanto a Colombia, se traicionó en esta Copa y acabó pagándolo. Ya no es la selección alegre que nos enamoró en el pasado Mundial. Esperamos, por su bien, que sólo se trate de un bache.
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