O al menos eso espera Jeffrey Loria, el hombre que al parecer siente orgullo de la animosidad que le dedican en Miami tras su nefasto paso de 15 años por la ciudad del sol, donde recogió un morral con poco más de 600 millones en ganancias, y donde no quiere dejar ni un dólar de agradecimiento.
La historia va así: una cláusula firmada en 2008, año del acuerdo de construcción del Marlins Park, obligaba al equipo de los peces a pagar el 5% de cualquier venta si esta se realizaba dentro de los siguientes 10 años.
En 2017 Loria vendió los Miami Marlins al grupo empresarial comandado por Derek Jeter por 1.2 billones de dólares. Había comprado el equipo en 2002 por 158 millones. El negocio figura ya entre los más rotundos de cualquier franquicia menor.
A pesar de ese acuerdo de contribución del 5%, los abogados de Jeffrey Loria han entregado al condado de Miami-Dade un documento excusándose del pago, argumentando que de esa venta se sacó un provecho cercano a cero.
Según la guardia pretoriana de Loria, el valor actual de los Marlins ronda solo los 625 millones, además supuestamente se pagaron 300 millones en impuestos sobre la venta, 280 millones adeudados (no está claro a quién) más 30 millones para asesores encargados de la venta al grupo de Jeter.
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