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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado la disputa comercial con Canadá al anunciar un incremento de los aranceles al acero y al aluminio canadienses hasta el 50%, en respuesta a la decisión de la provincia de Ontario de encarecer un 25% la electricidad que vende a Estados Unidos.
Además, el mandatario ha amenazado con "destruir la industria automovilística de Canadá" si el país vecino no renuncia a su soberanía y acepta ser anexionado a EE.UU.
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Un nuevo frente en la guerra comercial
"Basándome en que Ontario, Canadá, va a poner un arancel del 25% a la 'electricidad' que entra en los EE.UU., he ordenado a mi secretario de Comercio que añada un arancel ADICIONAL DEL 25%, hasta el 50%, a todo el ACERO y el ALUMINIO QUE ENTRE EN LOS EE.UU. DESDE CANADÁ. Esto entrará en vigor MAÑANA POR LA MAÑANA", escribió en Truth Social.
Asimismo, exigió que Canadá retire un arancel del 200% sobre la leche importada desde EE.UU. cuando supera una determinada cuota anual, aunque los expertos señalan que este límite nunca ha sido alcanzado en la práctica.
"Si todos esos aranceles no se eliminan para el 2 de abril, aumentaré sustancialmente los aranceles a los coches que entran desde Canadá, lo que, esencialmente, destruirá su industria del automóvil de forma permanente", advirtió el mandatario.
Canadá es el octavo mayor exportador de automóviles del mundo, con EE.UU. como su principal destino.
En 2023, el país exportó vehículos por un valor de 35,000 millones de dólares a EE.UU., según datos del Observatorio de Complejidad Económica.
La amenaza de Trump de imponer fuertes aranceles a la importación de automóviles canadienses pondría en jaque a una industria profundamente integrada con la estadounidense.
El argumento de la anexión de Canadá
Trump también ha retomado su argumento de que Canadá "paga muy poco por su Seguridad Nacional", y ha afirmado que EE.UU. "subsidia" al país vecino con "200,000 millones de dólares al año en defensa".
"¿¿¿POR QUÉ???", se preguntó, sugiriendo que la solución sería la anexión de Canadá como el "estado 51" de EE.UU.
"Lo único que tiene sentido es que Canadá se convierta en nuestro amado estado 51", declaró Trump.
"Esto haría que todos los aranceles y todo lo demás desaparecieran por completo. Los impuestos de los canadienses se reducirán sustancialmente, estarían más seguros, militarmente y en otros aspectos, que nunca antes".
También aseguró que "ya no habría problema en la frontera norte", y que "la nación más grande y más poderosa del mundo sería más grande, mejor y más fuerte que nunca".
Para reforzar su argumento, Trump planteó incluso la posibilidad de mantener el himno nacional canadiense: "Vuestro genial himno, 'O Canada', seguirá sonando, pero ahora representando a un GRAN Y PODEROSO ESTADO dentro de la nación más grande que el mundo haya visto jamás".
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha rechazado rotundamente cualquier posibilidad de anexión. "No puedes apropiarte de nuestro país", afirmó en sus redes sociales.
En respuesta a la escalada de tensiones, Trudeau ha reforzado sus lazos con la Unión Europea, asistiendo a cumbres de emergencia sobre la paz en Ucrania y discutiendo estrategias para enfrentar la amenaza de aranceles de Trump.
El papel de Ontario en la disputa: La electricidad como arma de represalia
Ontario, la provincia más poblada de Canadá y el centro industrial del país, ha respondido agresivamente a los aranceles de Trump mediante el incremento del 25% en el precio de la electricidad que exporta a EE.UU. La medida afecta directamente a 1,5 millones de hogares en los estados de Nueva York, Míchigan y Minesota.
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, justificó la decisión asegurando que fue una medida necesaria para contrarrestar la "guerra comercial injusta" iniciada por Trump.
"No quería hacerlo", declaró Ford en rueda de prensa, "pero el presidente de Estados Unidos nos ha dejado sin otra opción".
La recaudación extra generada por este recargo oscilará entre los 300,000 y 400,000 dólares canadienses diarios, fondos que Ontario planea destinar a apoyar a las empresas y trabajadores afectados por los aranceles estadounidenses.
Ontario también ha tomado otras medidas de represalia. Ha retirado productos estadounidenses de sus establecimientos de venta de alcohol, lo que podría impactar a los productores de bebidas en estados como Kentucky.
Además, ha cancelado un contrato de 100 millones de dólares canadienses con Starlink, la empresa de telecomunicaciones de SpaceX, propiedad de Elon Musk.
Ford ha ido más allá, amenazando con cortar por completo el suministro de energía eléctrica a EE.UU. si la guerra comercial se intensifica. "No dudaré en cortarles la electricidad", advirtió, e instó a otras provincias canadienses a adoptar medidas similares.
En particular, sugirió que las provincias productoras de petróleo de Canadá, que suministran hasta el 60% del crudo que EE.UU. compra en el extranjero, podrían sumarse a las represalias.
Con el 2 de abril como fecha límite para la posible imposición de nuevos aranceles por parte de EE.UU., la relación entre ambos países parece estar en su punto más crítico en décadas.
La posibilidad de una guerra comercial a gran escala está sobre la mesa, con consecuencias imprevisibles tanto para la economía de EE.UU. como para la de Canadá.
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