La langosta cubana ha decidido tomarse unas largas vacaciones. Según un reciente reporte de Islavisión, la preocupante desaparición del crustáceo se atribuye al cambio climático. Porque, claro, en Cuba los problemas siempre tienen causas globales y ajenas.
Hace menos de un año, Miguel Díaz-Canel se reunió con trabajadores de la industria pesquera en la Isla de la Juventud. En aquel entonces, la escasez de langostas ya inquietaba a los obreros.
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Preocupado por la alarmante ausencia del manjar, el docto gobernante ordenó estudios sobre el fenómeno. Tras exhaustivos análisis, los expertos concluyeron que el cambio climático es el principal culpable.
Los números hablan por sí mismos, según el reporte oficialista. En 2019, los pescadores obtenían un promedio de 19 kilogramos de langosta por arte de pesca. En 2024, la cifra ha caído a 5,8 kilogramos.
En ese sentido, se subraya que la temperatura del agua ha subido de 27 a 30 grados en los últimos 40 años, y la salinidad ha aumentado de 35-36 a 39-40 unidades.
Capturar suficientes ejemplares para estudio se ha vuelto una odisea. Antes, con tres lances de pesca se conseguían 200 langostas para muestreo. Ahora, se requieren hasta 70 pescadores para obtener la misma cantidad.
Los científicos, desconcertados, consideran soluciones como el cultivo de langostas, una alternativa costosa pero rentable, según sostuvieron en el reporte del medio oficialista.
Sin embargo, mientras las langostas parecen esfumarse de las aguas cubanas, las empresas pesqueras estatales celebran sus logros en exportación.
La Empresa Pesquera Industrial de Santa Cruz del Sur (Episur), en Camagüey, anunció a finales de 2024 el cumplimiento de su plan de captura de langosta por tercer año consecutivo, siendo "esta la única especie que logramos cumplir en el año". Todo esto, mientras la población cubana apenas ve mariscos en su mesa.
En 2020, el entonces ministro de la Industria Alimentaria, Manuel Sobrino Martínez, justificó la ausencia de langosta en el mercado local afirmando que los ingresos por exportaciones de productos como la langosta y el camarón son esenciales para adquirir alimentos básicos destinados a la población.
En una declaración polémica, señaló: "Si nos damos el gusto de comer langosta y camarones faltará la leche de los niños".
Al final, las langostas, en un acto de sabiduría evolutiva, parecen haber comprendido lo que muchos cubanos llevan años entendiendo: a veces, la única opción es irse lejos de la isla.
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