Un buque tanque de gas licuado del petróleo (GLP) atracó en el puerto de Matanzas en la mañana de este lunes, según informó la Empresa Comercializadora CUPET de Matanzas.
Este arribo permitirá retomar la distribución y comercialización del gas a la población, una medida esperada por muchos debido a la aguda y sostenida escasez del producto.
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En declaraciones al medio oficialista Girón, Jorge Luis Lemus Gil, jefe del área en la Dirección Territorial de la Comercializadora de Combustible Matanzas, explicó que la descarga del GLP ya ha comenzado y que, en primera instancia, se priorizará a las personas que no recibieron el suministro entre enero y septiembre de 2024.
Posteriormente, se atenderá a los consumidores que adquirieron el producto a partir de octubre. Lemus Gil destacó que la cantidad de gas recibida permitirá satisfacer a un mayor número de clientes y que se mantendrá la distribución de 200 cilindros por punto de venta, rotando entre los municipios de la provincia.
Sin embargo, la modalidad de venta en línea no se reactivará por el momento, aunque los especialistas de la Comercializadora de Combustible Matanzas están trabajando para restablecer este servicio tan demandado por la población.
La empresa exhortó a los residentes de Matanzas a mantener la disciplina durante la comercialización de los cilindros en los diferentes puntos de venta, contando con el apoyo de grupos de CUPET y factores de las comunidades.
Esta situación se enmarca en una crisis energética más amplia que ha afectado a la población cubana en los últimos meses. El buque tanque atracado en Matanzas es el Pastorita, construido en 1994 y actualmente navegando bajo bandera de Cuba.
Desde octubre de 2024, la escasez de gas licuado ha afectado a más de 100,000 hogares en provincias como Matanzas, donde la demanda supera con creces la capacidad de distribución actual.
Las autoridades han intentado priorizar la entrega a quienes llevan más tiempo sin abastecerse, pero esta medida apenas mitiga la frustración de una población que depende del gas para tareas básicas.
Ante la falta de GLP, muchos cubanos han recurrido a métodos tradicionales para cocinar, como el uso de leña y carbón. Esta práctica, además de representar un retroceso en términos de calidad de vida, conlleva riesgos para la salud y el medio ambiente.
En octubre de 2024, en la provincia de Granma, las autoridades distribuyeron leña a la población ante la escasez de carbón y gas, evidenciando la profundidad de la crisis energética que atraviesa el país.
La situación se ha agravado con los frecuentes apagones y la falta de combustible, que han llevado a largas filas y tensiones en la vida diaria de la población. En Santiago de Cuba, por ejemplo, es común ver a decenas de personas haciendo colas desde la madrugada en distintos puntos de distribución para obtener una "balita" de gas.
La llegada de este buque con GLP ofrece un alivio temporal, pero la crisis energética en Cuba continúa siendo un desafío significativo.
La dependencia de combustibles fósiles importados, la infraestructura envejecida y la falta de inversión en energías renovables son factores que contribuyen a la persistente inestabilidad en el suministro energético del país.
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