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Persisten las afectaciones eléctricas en Cuba en una semana que empieza con pronóstico de apagones severos y un déficit de 1,400 MW. La Isla inicia la recta final de este mes de enero con una central termoeléctrica averiada, tres en mantenimiento y otras fuera de servicio por altas temperaturas y por falta de combustible.
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) enfrenta una nueva jornada de desafíos críticos para garantizar el suministro energético, tras un domingo marcado por prolongados apagones y una sobrecarga en las redes de la región centro-oriental del país.
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Desde las 6:51 a.m. hasta las 10:35 p.m. de este domingo, el servicio eléctrico estuvo afectado por una máxima de 1,227 MW a las 6:30 p.m., impactando principalmente a los habitantes de las provincias del centro y el oriente del país.
Los cortes han continuado este lunes, comenzando a las 6:05 a.m., debido a las altas transferencias de energía hacia esa misma región centro-oriental. A las 7:00 a.m., las cifras reportadas por la Unión Eléctrica (UNE) reflejan una disponibilidad energética de 1,790 MW frente a una demanda de 2,000 MW. Esto ha dejado a 278 MW afectados, lo que agudiza el malestar y las dificultades cotidianas para miles de familias cubanas.
Para el horario pico de este lunes, se espera una disponibilidad de 1,909 MW y una demanda máxima de 3,250 MW, lo que implicaría una afectación de 1,411 MW.
Según explican desde la Unión Eléctrica, "se encuentran fuera de servicio por combustible 42 centrales de generación, distribuida con 234 MW, 126 MW en la central fuel de Moa y 119 MW en la central fuel de Mariel, para un total de 479 MW afectados por esta causa.
Se estima para el pico, la entrada de la central fuel del Mariel con 119 MW. Con este pronóstico, se estima para el pico una disponibilidad de 1909 MW y una demanda máxima de 3250 MW, para un déficit de 1341 MW, por lo que de mantenerse las condiciones previstas se pronostica una afectación de 1411 MW en este horario".
Entre las principales incidencias reportadas, la Unidad 2 de la Central Termoeléctrica (CTE) Felton, una de las principales fuentes de generación de energía del país, se encuentra fuera de servicio debido a una avería. Esto ha reducido la capacidad de generación disponible y ha agravado la dependencia de otras plantas ya sobrecargadas.
A eso hay que sumar que las unidades de Santa Cruz, Cienfuegos y Renté están actualmente en mantenimiento, lo que limita aún más la capacidad del sistema para cubrir la demanda energética.
Hay que añadir, además, que las altas temperaturas y el deterioro de la infraestructura han forzado la salida de 400 MW adicionales de servicio, lo que refleja las carencias estructurales del sistema eléctrico nacional.
Por si fuera poco, sigue faltando combustible. Las centrales que dependen de este recurso para operar permanecen parcialmente paralizadas, con 479 MW fuera de servicio. Este problema, derivado de la falta de crédito y las deficiencias logísticas del régimen han dificultado la adquisición de petróleo y gas, lo que se traduce en apagones más frecuentes y prolongados.
Desde el gobernante Partido Comunista han insistido en que la solución a la crisis energética requiere tiempo y cooperación internacional. Mientras tanto, los ciudadanos continúan enfrentando las consecuencias de un sistema colapsado, con perspectivas limitadas de mejora a corto plazo. De hecho, ya el think tank Cuba Siglo XXI asegura que este proceso de deterioro de la economía y del sistema eléctrico nacional, que han dado en llamar la haitinización del país, puede desembocar en un cambio de régimen en 2025.
Entre las posibles soluciones a los apagones a largo plazo se encuentran la modernización de las plantas existentes, la inversión en fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, y la búsqueda de alianzas estratégicas para garantizar un suministro más estable de combustible. Sin embargo, estas iniciativas requieren financiamiento y voluntad política y ahí está el problema.
La situación del SEN al 27 de enero de 2025 refleja la gravedad del día a día en Cuba. Los prolongados apagones y las limitaciones en la generación eléctrica siguen afectando la vida diaria de los ciudadanos, mientras las soluciones estructurales ni están ni se les espera. La capacidad del régimen para gestionar esta crisis es clave no solo para restablecer el servicio eléctrico, sino también para recuperar la confianza de la población en medio de un panorama económico y social cada vez más al límite.
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