Florida se convirtió en el primer estado en referirse en documento oficial al "Golfo de América"

El cambio de nombre del Golfo de México a “Golfo de América” ya había sido anunciado como una prioridad por Trump durante su campaña presidencial.

Donald Trump (Imagen de referencia) © Flickr/Gage Skidmore
Donald Trump (Imagen de referencia) Foto © Flickr/Gage Skidmore

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El gobierno de Florida, liderado por el gobernador Ron DeSantis, marcó un hito al convertirse en el primer estado de los Estados Unidos en referirse oficialmente al Golfo de México como “Golfo de América”.

Este cambio inédito se reflejó en la orden ejecutiva estatal número 25-13, emitida en el marco de una declaración de emergencia por el clima invernal que afectó al estado.


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En la orden, titulada “Sistema de Gestión de Emergencias del Clima Invernal del Golfo”, se menciona que “un área de baja presión se mueve a través del Golfo de América”.

Esta declaración no solo destacó la situación climática que enfrenta la región, sino que también introdujo oficialmente el nuevo nombre para este emblemático cuerpo de agua.

DeSantis explicó que esta designación fue adoptada en Florida antes de que el expresidente Donald Trump pudiera implementar una medida formal a nivel federal para renombrar el Golfo de México.

La administración estatal justificó el uso del término en el contexto de su estrategia de gestión de emergencias, pero el impacto político y simbólico de este acto no pasó desapercibido.

Donald Trump y su promesa de renombrar el Golfo de México

El cambio de nombre del Golfo de México a “Golfo de América” ya había sido anunciado como una prioridad por Donald Trump durante su campaña presidencial y en su discurso inaugural como presidente.

Trump calificó el nuevo nombre como “hermoso”, y argumentó que reflejaba mejor la amplitud y relevancia del territorio.

“Hacemos la mayor parte del trabajo allí. Vamos a cambiar el nombre del Golfo de México a Golfo de América, que es hermoso y abarca mucho territorio. Qué nombre tan hermoso, y es apropiado”, declaró Trump en uno de sus discursos.

Estas palabras despertaron una ola de reacciones a nivel nacional e internacional, ya que la propuesta tocaba aspectos históricos, culturales y geopolíticos.

Aunque Trump no llegó a oficializar el cambio durante su mandato, la iniciativa abrió un intenso debate sobre la capacidad de Estados Unidos para imponer un nuevo nombre a un cuerpo de agua compartido con otras naciones, como México y Cuba.

Reacciones en México y el panorama diplomático

La propuesta de renombrar el Golfo de México ha generado indignación en México, donde fue percibida como un acto de imposición unilateral por parte de los Estados Unidos.

Claudia Sheinbaum, presidenta de México, expresó su rechazo a la idea, calificándola de inapropiada y sin validez internacional.

“En México y en el resto del mundo, el Golfo seguirá siendo el Golfo de México. No puede ser que una nación ajena decida por todos”, afirmó Sheinbaum.

Sus declaraciones reflejan el sentir generalizado en México, donde el Golfo de México es un símbolo histórico y cultural que trasciende fronteras.

Asimismo, expertos y analistas han señalado que un cambio de nombre unilateral por parte de los Estados Unidos podría provocar tensiones diplomáticas con los países vecinos, además de sentar un precedente preocupante en términos de relaciones internacionales.

Aunque el cambio podría aplicarse en plataformas y documentos estadounidenses, no tendría validez en acuerdos internacionales o mapas oficiales reconocidos por la comunidad global.

Un tema cargado de simbolismo político

El renombramiento del Golfo de México como “Golfo de América” no es solo un gesto simbólico; representa un acto cargado de implicaciones políticas y diplomáticas.

Mientras que para algunos en los Estados Unidos podría ser visto como una reafirmación del poder y la influencia del país en la región, para otros, especialmente en México, es una muestra de arrogancia y desconocimiento de la historia compartida.

A nivel interno, el gobernador DeSantis ha utilizado esta decisión como una forma de alinearse con las políticas de Donald Trump y reforzar su imagen de liderazgo dentro del Partido Republicano.

Sin embargo, la controversia generada por este cambio podría impactar negativamente en las relaciones con países vecinos, como México, y reabrir viejos debates sobre la soberanía y el respeto entre naciones.

El cambio de nombre del Golfo de México a “Golfo de América”, impulsado primero por Florida y posteriormente respaldado por Donald Trump, ha desatado una ola de debates y reacciones en ambos lados de la frontera.

Mientras el gobierno de Florida avanza con esta designación a nivel estatal, queda por ver si esta propuesta tendrá un impacto duradero en la política nacional e internacional.

Lo que es evidente es que este acto ha generado una discusión profunda sobre identidad, geografía y poder, y cómo un simple cambio de nombre puede desencadenar complejas dinámicas diplomáticas entre naciones.

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