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La salida imprevista de la unidad 5 de la Central Termoeléctrica (CTE) de Nuevitas agravó este sábado una ya crítica situación energética en Cuba, disparando los apagones a niveles alarmantes.
Según informó la Unión Eléctrica (UNE), esta avería contribuyó al aumento de las afectaciones previstas, que llegaron a alcanzar los 943 MW durante el horario de mayor demanda, superando los pronósticos iniciales y afectando severamente a la población.
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El parte oficial señaló que este domingo la disponibilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) era de 2,100 MW frente a una demanda proyectada de 2,950 MW en las horas pico, generando un déficit estimado de 850 MW. Las afectaciones durante el día podrían superar los 920 MW si no se logran restablecer las condiciones del sistema.
Nuevitas: epicentro de un colapso prolongado
La termoeléctrica de Nuevitas ha sido una de las piezas clave para la generación eléctrica en Cuba, pero también uno de los puntos más vulnerables. Desde hace años, esta planta ha enfrentado problemas recurrentes que han puesto en jaque al SEN y, por ende, a la estabilidad energética del país.
1. Mayo de 2024: La unidad 6 de Nuevitas salió del sistema en menos de 24 horas tras haber sido reparada. Esta avería dejó a la planta parcialmente inoperativa y generó críticas de la población, especialmente tras declaraciones de la prensa oficialista que calificaron estos eventos como “normales”.
2. Junio de 2024: La unidad 6 volvió a desconectarse por otra avería, dejando a la población en una situación desesperante. Estos fallos, recurrentes en la planta, evidencian la falta de mantenimiento preventivo y de soluciones estructurales.
3. Agosto de 2024: Una salida inesperada de otro bloque en Nuevitas profundizó las afectaciones al SEN. Este evento provocó protestas en la localidad, donde algunos residentes llegaron a lanzar piedras contra instalaciones de la termoeléctrica como muestra de su indignación por los prolongados apagones.
4. Enero de 2025: La reciente salida de la unidad 5 se suma a esta larga lista de incidentes. La avería no solo dejó a la planta fuera de servicio, sino que también pone en duda la capacidad de recuperación del SEN en el corto plazo.
Medidas oficiales: paliativos temporales
En reiteradas ocasiones, la UNE ha anunciado medidas emergentes para intentar mitigar las afectaciones al sistema eléctrico.
Estas incluyen la redistribución de cargas, el mantenimiento acelerado de unidades y el uso de generación distribuida. No obstante, la falta de combustible y los problemas estructurales han limitado la efectividad de estas iniciativas.
En mayo de 2024, la UNE informó sobre "acciones emergentes" para mejorar la eficiencia operativa de las plantas termoeléctricas. Sin embargo, poco ha cambiado desde entonces. La termoeléctrica de Nuevitas sigue siendo un ejemplo de las dificultades de implementar soluciones sostenibles en un sistema que depende en gran medida de instalaciones obsoletas y mal mantenidas.
Reacciones de la población: entre el cansancio y la indignación
Los apagones recurrentes han generado un profundo malestar social en Cuba. En localidades cercanas a Nuevitas, incluyendo la propia ciudad, las protestas han sido una constante.
Los residentes han criticado la falta de transparencia de las autoridades y la incapacidad de resolver los problemas de forma efectiva. Las interrupciones prolongadas del servicio afectan tanto a la vida doméstica como a la economía, limitando actividades esenciales como la conservación de alimentos y la producción industrial.
Una residente de Nuevitas comentó en redes sociales: “Estamos hartos de vivir en la oscuridad, de que no haya soluciones reales. Mientras las autoridades hablan de normalidad, nosotros seguimos sin luz, sin ventilación y sin poder cocinar”.
Otra habitante de Camagüey agregó: “Esto no es vivir. Llevamos años así y no parece que vaya a mejorar. Las mismas plantas se rompen una y otra vez. ¿Qué esperan para arreglar esto de verdad?”.
Impacto en la vida cotidiana
La inestabilidad del SEN afecta todos los aspectos de la vida diaria en Cuba. Los hogares dependen de la electricidad no solo para iluminación y ventilación, sino también para la refrigeración de alimentos y medicamentos, especialmente en un contexto de escasez generalizada.
Los apagones también dificultan el acceso al agua potable en comunidades donde el suministro depende de bombas eléctricas.
Además, el sector económico sufre gravemente por estas interrupciones. Industrias, pequeñas empresas y centros educativos enfrentan paralizaciones constantes, lo que repercute en la productividad y el bienestar de la población.
Un sistema colapsado y sin soluciones claras
La situación energética en Cuba es un reflejo de problemas estructurales que no se han resuelto durante décadas.
La dependencia de plantas termoeléctricas obsoletas, como Nuevitas, y la falta de inversiones en energías renovables o tecnología moderna han dejado al país en una posición vulnerable.
Las autoridades han prometido una mejora en el mediano plazo, pero la realidad en el terreno demuestra lo contrario. Mientras tanto, la población cubana sigue enfrentando apagones diarios, un servicio deficiente y una calidad de vida deteriorada.
La reciente avería en la unidad 5 de Nuevitas no es solo un incidente más, sino una evidencia de la incapacidad del sistema eléctrico cubano para cubrir las necesidades básicas de la población.
Sin una solución integral que aborde las causas estructurales de estas fallas, los apagones seguirán siendo parte del día a día en Cuba, agravando la ya precaria situación económica y social del país.
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