El 18 de agosto de 1972, un peculiar evento marcó la historia de las relaciones entre Cuba y la República Democrática Alemana (RDA).
El noticiero Aktuelle Kamera, de la televisión estatal de la RDA, informó sobre una ceremonia sin precedentes: La transferencia de soberanía de un islote caribeño que Fidel Castro había regalado a Alemania Oriental.
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Se trataba de Cayo Blanco del Sur, una isla de 7 kilómetros cuadrados ubicada en el Golfo de Cazones, que sería renombrada como Cayo Ernesto Thaelmann o, en alemán, Ernst-Thälmann-Insel, en homenaje al destacado político comunista alemán Ernst Thälmann.
El origen del regalo
Este curioso episodio tuvo su origen durante la visita oficial de Fidel Castro a Berlín en junio de 1972, por invitación de Erich Honecker, entonces secretario general del Partido Socialista Unificado de Alemania.
En ese encuentro, Honecker obsequió a Castro un oso de peluche, símbolo de Berlín.
Sin embargo, Fidel respondió con un gesto mucho más grandilocuente: regaló a la RDA una isla cubana.
Según los diarios de la época, en una reunión en el edificio del Consejo de Estado en La Habana, Castro desplegó un mapa de Cuba y señaló un pequeño islote del archipiélago de los Cayos Blancos del Sur.
Durante el anuncio, explicó que esta isla había sido testigo cercano de la invasión de Bahía de Cochinos en 1961, y que sería un regalo simbólico "en memoria de un hijo ejemplar del pueblo alemán", refiriéndose a Ernst Thälmann.
Además, anunció que la playa principal del islote sería bautizada como "Playa República Democrática Alemana".
La ceremonia de transferencia y los planes para la isla
La ceremonia oficial de transferencia de soberanía fue transmitida por el noticiero Aktuelle Kamera el 18 de agosto de 1972.
En las imágenes, se observó la inauguración de un busto de Ernst Thälmann en la isla, en presencia del embajador alemán, varios delegados de la RDA y decenas de representantes cubanos. Este acto sellaba el vínculo simbólico entre ambos países socialistas.
El objetivo principal detrás del obsequio era ambicioso: convertir el islote en un "destino turístico comunista" para los ciudadanos de la RDA.
En teoría, el Cayo Ernesto Thaelmann sería un paraíso caribeño reservado para los trabajadores de Alemania Oriental, un lugar donde los ideales del socialismo se combinarían con playas vírgenes, arrecifes de coral y un ambiente tropical.
De ese viaje, Fidel Castro regresó a Cuba con un contrato firmado que le concedía el 6 % de las exportaciones cubanas de azúcar blanco a la RDA.
El 18 de agosto de ese propio año, la RDA tomó posesión de la isla y enclavó en el lugar un busto de Ernst Thälmann.
Obstáculos y abandono del proyecto
Sin embargo, el sueño de un destino turístico comunista, como tantos otros de los promovidos por Fidel Castro, jamás se materializó.
Las restricciones económicas y logísticas de la RDA, sumadas a las limitaciones de movilidad de sus ciudadanos, imposibilitaron cualquier intento de desarrollo en la isla.
A pesar de ser un territorio simbólicamente alemán, nunca se permitió a los germano-orientales pasar sus vacaciones allí.
La distancia y las restricciones de viaje, que ni siquiera permitían a muchos ciudadanos viajar a países cercanos como Hungría, hacían imposible pensar en llegar al Caribe.
Con el tiempo, la isla cayó en el olvido.
Los arrecifes de coral y las especies en peligro de extinción que habitaban el islote permanecieron intactos, mientras que el busto de Ernst Thälmann, el único recordatorio del gesto, fue destruido por el huracán Mitch en 1998.
La reunificación alemana y el destino de la isla
Con la caída del Muro de Berlín y la reunificación alemana en 1990, el futuro del Cayo Ernesto Thaelmann quedó en el limbo.
En 2001, un lector de la revista "Thema 1", encontró al morir su madre un recorte de prensa que ella había conservado en su joyero.
Conmovido por el deseo nunca cumplido de su madre de visitar algún día "la isla de la RDA en Cuba", envió el recorte a la redacción de la revista y el director, Marcel Henninger, comenzó una reclamación territorial, que siguió posteriormente el diario TAZ.
Sin embargo, el Ministerio alemán de Relaciones Exteriores confirmó que "el cambio de nombre y la firma sobre el mapa en 1972 fueron solamente actos simbólicos que no tuvieron nada que ver con la propiedad, de manera que Alemania no consideraba ninguna reclamación".
No obstante, hubo quien no se resignó.
Matthias Kästner, un banquero de Pirmasens, y su amigo Marcel Wiesinger, fundaron la "Iniciativa Isla Ernst Thälmann", para la que solicitaban contribuciones de un mínimo de 50 marcos, a cambio de una porción de la isla cuando hubieran logrado pagar por ella.
"Si el precio es correcto, todo es posible", fue su slogan, y calculaban que podrían negociar la propiedad por unos 30 millones de marcos, lo que hoy serían unos 15 millones de euros.
En caso de no lograrlo, se proponían donar lo recaudado "a los niños de la calle" de Cuba. El proyecto fracasó sin lograr inversores y nadie volvió a recordar la isla.
El legado de un gesto simbólico
Hoy, la isla forma parte de un territorio de exclusión militar y no puede ser visitada. Algunos turista alemanes nostálgicos sobornan a pescadores cubanos para llegar hasta ella de forma ilegal.
El Cayo Ernesto Thaelmann sigue siendo un lugar deshabitado y prácticamente olvidado. Aunque ocasionalmente es mencionado en relatos históricos y curiosidades sobre las relaciones entre Cuba y la RDA, su relevancia es principalmente anecdótica.
La biodiversidad de la isla, que incluye arrecifes de coral negro y peces ornamentales, sigue siendo uno de sus mayores tesoros. Sin embargo, las huellas del pasado político, como el busto de Thälmann, son solo vestigios enterrados en la arena.
No obstante, en años recientes, la historia del islote ha dado pie a curiosidades, como la reclamación de una micronación llamada República de Molossia, que asegura que la isla es el último remanente de la RDA, y mantiene una "guerra simbólica" con este antiguo régimen.
A pesar de estos curiosos giros, el Cayo Ernesto Thaelmann sigue siendo un ejemplo del surrealismo político de la Guerra Fría, donde los gestos simbólicos y propagandísticos entre países socialistas daban lugar a historias tan inusuales como la de una isla cubana "alemana" en el Caribe.
Preguntas frecuentes sobre la donación de Cayo Blanco del Sur por Fidel Castro a la RDA
¿Qué isla regaló Fidel Castro a la RDA y por qué?
Fidel Castro regaló Cayo Blanco del Sur a la República Democrática Alemana (RDA) como un gesto simbólico durante una visita a Berlín en 1972. El islote fue renombrado como Cayo Ernesto Thaelmann en honor al político comunista alemán Ernst Thälmann.
¿Se convirtió el Cayo Ernesto Thaelmann en un destino turístico para la RDA?
No, el proyecto de convertir el Cayo Ernesto Thaelmann en un destino turístico comunista para la RDA nunca se materializó debido a restricciones económicas y logísticas. El islote cayó en el olvido y no se desarrollaron infraestructuras turísticas.
¿Qué pasó con el Cayo Ernesto Thaelmann tras la reunificación alemana?
Alemania nunca reclamó oficialmente la soberanía sobre el Cayo Ernesto Thaelmann tras la reunificación en 1990. El gobierno cubano consideró el regalo de Castro un gesto simbólico y no una concesión territorial real.
¿Cuál es el estado actual del Cayo Ernesto Thaelmann?
Hoy en día, el Cayo Ernesto Thaelmann sigue siendo un lugar deshabitado y prácticamente olvidado. La isla es mencionada ocasionalmente en relatos históricos sobre las relaciones entre Cuba y la RDA, pero su relevancia es principalmente anecdótica.
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