La hipocresía del régimen cubano vuelve a quedar al descubierto con el caso de Manuel Anido Cuesta, hijo de Lis Cuesta y "asesor" del gobernante Miguel Díaz-Canel. Mientras Cuba atraviesa una de sus peores crisis en décadas, con apagones diarios, inflación galopante y una emigración masiva que desangra a la nación, este funcionario del régimen se pasea cómodamente por Madrid, capital del capitalismo, disfrutando de un romance con una estrella de Hollywood como Ana de Armas.
Aunque oficialmente no tiene un cargo público documentado, Manuel Anido ha sido visto en repetidas ocasiones en la comitiva de Miguel Díaz-Canel durante sus viajes al exterior. Como tal, parece ocupar algún cargo cercano al gobernante, ya que ha sido presentado a figuras como el Papa y otros dignatarios en dichos viajes. Algunos medios cubanos lo presentan como 'asesor', pero todos estamos claros en que no es más que un niñito mimado del poder que se ejerce actualmente en Cuba.
La pregunta más incómoda es: ¿con qué dinero financió este funcionario su escapada romántica?:
Dinero público: Si este viaje fue financiado con recursos estatales, es un insulto directo a los millones de cubanos que viven en la miseria. En un país donde los hospitales carecen de medicamentos básicos y los apagones duran horas, gastar dinero público en lujos personales es una traición descarada al pueblo. No sería la primera vez que altos funcionarios del régimen usan fondos estatales para financiar sus vidas privilegiadas.
Dinero propio: Si se argumenta que este viaje fue pagado con su dinero personal, surge una duda inevitable: ¿cómo un funcionario cubano, con un sueldo teóricamente acorde a la "austeridad socialista", puede permitirse viajes internacionales, cenas en Madrid y la vida de un playboy europeo? Esto solo puede significar que su "dinero propio" proviene de los privilegios, las conexiones y, posiblemente, la corrupción que caracteriza al círculo íntimo del poder en Cuba.
Esto no es solo un despropósito, es una burla directa al pueblo cubano. Mientras millones de cubanos intentan recuperar sus vidas tras dos apagones generalizados y los estragos de dos huracanes y varios sismos devastadores que arrasaron oriente y occidente del país, Manuel Anido Cuesta, supuesto asesor presidencial e hijastro de Díaz-Canel, se pasea cómodamente por Europa. Es inconcebible que alguien con un cargo tan relevante esté de vacaciones mientras el país enfrenta una de sus peores crisis en décadas.
El papel de un asesor presidencial no es vacacionar mientras el país colapsa.
Cuba sigue sumida en la oscuridad, literalmente. Los apagones son una constante, con millones de cubanos sin luz durante horas, incluso días. Sin electricidad, no hay refrigeración para los alimentos, cuando estos se consiguen, no hay agua corriente, y la vida cotidiana se convierte en una lucha constante. Además, miles de familias perdieron sus hogares tras los huracanes y no tienen ninguna esperanza real de recuperarlos, ya que el gobierno apenas ha mostrado avances en la reconstrucción.
La devastación es evidente en cada rincón del país. Niños duermen a la intemperie, ancianos sufren sin medicinas ni electricidad, y las familias que lograron salvar algo de sus hogares viven bajo un techo que amenaza con caerse. Mientras tanto, Manuel Anido Cuesta, quien debería estar ayudando a diseñar soluciones para estos problemas, prefiere disfrutar del lujo en Europa.
El papel de un asesor presidencial no es vacacionar mientras el país colapsa. Su trabajo debería ser liderar esfuerzos de reconstrucción, buscar soluciones urgentes para la crisis energética y garantizar que las familias afectadas reciban apoyo. Pero en lugar de eso, Anido Cuesta parece más interesado en cenas románticas y paseos turísticos, en un nivel de vida completamente ajeno a la realidad de los cubanos.
Este comportamiento es una bofetada para el pueblo cubano. En un país donde el sacrificio y la austeridad son las palabras que el régimen predica constantemente, que un funcionario viva de forma tan descaradamente opulenta es una muestra clara de la desconexión y el desprecio que la élite tiene hacia quienes los sostienen. Es hora de que los cubanos exijan cuentas. Nadie que se autodenomine "revolucionario" debería tener el privilegio de disfrutar de lo que al pueblo le niegan.
Finalmente la implicación de Ana de Armas en esta historia no puede pasarse por alto. Resulta desconcertante que una actriz que tuvo que emigrar de Cuba para alcanzar el éxito, mantenga relaciones con el hijastro de un dictador que representa al régimen que obligó a huir a tantos cubanos como ella.
¿Desconoce su rol político?: Difícilmente. Ana de Armas es una figura pública informada, y es improbable que ignore las conexiones políticas y el simbolismo de su pareja. Si, aun así, continúa la relación, sugiere una indiferencia alarmante hacia el sufrimiento de los cubanos.
El mensaje al exilio cubano: Su relación con Anido Cuesta puede ser vista como una forma de normalizar al régimen, blanqueando la imagen de la élite gobernante en Cuba. Para muchos en el exilio, esto equivale a una traición simbólica, un gesto que minimiza las penurias del pueblo cubano.
Manuel Anido Cuesta no es un simple ciudadano, es un representante del régimen que ha llevado a Cuba al borde del abismo. Su comportamiento es una prueba más de que el sistema no trabaja para el pueblo, sino para enriquecer y proteger a una élite corrupta y desconectada de la realidad. Es hora de que los cubanos y quienes apoyan su causa de libertad exijan transparencia, responsabilidad y un cambio real.
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