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Los testimonios recopilados por los propios pobladores y vecinos de los lugares más afectados, como San Antonio del Sur, Imías y San Ignacio, nos explican lo que para ellos han sido los principales errores cometidos, que pudieron haber evitado la crisis que se está viviendo en la zona y las víctimas que ha dejado el desastre. Estas voces locales dan una perspectiva clara y directa sobre los desaciertos que han agravado la situación, proporcionando un relato sincero de lo que se vivió durante y después del paso del huracán.
- Falta de electricidad y comunicación: las comunidades afectadas estuvieron días sin electricidad y sin saber nada sobre la situación, lo que generó incertidumbre. No hubo esfuerzos rápidos para restablecer la comunicación, lo cual dejó a muchas personas en condiciones muy precarias. El apagón del 18 provocó una desconexión que afectó la capacidad de comunicación y respuesta, dificultando la coordinación de las acciones de emergencia y la ayuda a las comunidades.
- Falta de comunicación y equipos adecuados: la incapacidad de activar el "consejo de defensa" debido a la falta de electricidad y la ausencia de radiocomunicadores fue un gran problema. Los radiocomunicadores habrían permitido la comunicación sin depender de la electricidad o internet, facilitando la coordinación entre diferentes puntos como la presa, la montaña y el pueblo. Debido al "mal manejo de la dirección", no se contaba con los equipos necesarios, lo cual impidió avisar a la población sobre la gravedad de la situación, salvar vidas y coordinar una respuesta adecuada. Como resultado de esta falta de comunicación, muchas personas "no supieron lo que pasaba", generando una respuesta desorganizada y caótica, en la que quienes pudieron intentaron desplazarse a lugares más altos sin tener un conocimiento real del riesgo. Hubo personas que murieron ahogadas dentro de sus casas.
- Mal manejo del combustible: no hubo suficiente combustible para llegar a las comunidades afectadas ni para enviar vehículos que avisaran a las personas. Esto limitó la capacidad de actuar con rapidez y asegurar que la población fuera advertida y asistida a tiempo, empeorando la situación en comunidades remotas.
Mal manejo y retrasos en la distribución de alimentos: hubo un mal manejo del arroz almacenado, lo que llevó a que parte de los alimentos se echaran a perder debido a la falta de distribución a tiempo. Esto ocurrió en un momento en el que la comunidad estaba pasando hambre, lo cual empeoró la situación. Además, aún se debe el arroz de septiembre, y ya en octubre la distribución sigue retrasada, afectando la disponibilidad de este alimento básico en la comunidad. Estos retrasos se suman a los problemas de distribución y manejo de alimentos, generando una situación de inseguridad alimentaria.
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- Desconocimiento de la geografía, efectos naturales adversos y error en el pronóstico meteorológico: hubo un mal pronóstico sobre la lluvia, indicando que sería "aparente" y que no habría peligro, lo cual afectó la percepción de la gravedad de la situación. Sin embargo, las características geográficas de la región empeoraron el impacto del huracán. Las montañas de Guantánamo, al ser "cosechadoras de nubes", favorecieron la condensación y la formación de lluvias intensas. Además, la presencia de ríos subterráneos normalmente ocultos emergió debido a las lluvias, contribuyendo a las inundaciones repentinas, especialmente en un terreno arcilloso y fangoso que no permitía la infiltración del agua. La combinación de estos factores naturales provocó que la presa de Pozo Azul, que estaba al 40% de su capacidad, se llenara en cuestión de horas y se desbordara, intensificando los efectos de las inundaciones en la región.
- Control estatal rígido: la ayuda está “controlada por el MININFAR” (Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas), lo cual ha complicado la entrega directa de suministros a las personas necesitadas. Este control ha hecho que el proceso sea lento y que muchas personas no reciban ayuda de manera oportuna.
- Pérdida de cultivos y medios de vida: muchas familias han perdido sus cultivos y, aunque intentan seguir trabajando, no tienen electricidad ni recursos necesarios para continuar. Esto afecta la recuperación económica y la seguridad alimentaria de la región.
- Manejo inadecuado de los desaparecidos: Se menciona que hay personas desaparecidas y que la búsqueda depende de la información de los miembros de la comunidad y del “poder popular”, en lugar de una búsqueda oficial y sistemática. Las cifras oficiales no son fiables.
- El papel de las redes sociales y la gestión personal por encima de la del gobierno: las personas que han podido ayudar durante la situación han subido fotos y comunicación a las redes sociales, siendo esto "más efectivo en su totalidad" que la televisión, que estuvo incluso fuera del aire. La gente tomó la iniciativa mientras que el gobierno estuvo "tan perdido", lo cual refleja la percepción de que el gobierno no ha estado a la altura de la situación.
- Dificultades para llegar a damnificados: muchas personas refugiadas en la montaña tuvieron que abandonar sus pueblos a última hora, y no se está llegando a estas personas con la ayuda necesaria. Esto indica la incapacidad de las autoridades para asistir adecuadamente a las zonas más alejadas.
- Falta de recursos y organización para la distribución: la distribución de ayuda, como galones de agua y comida, depende del esfuerzo individual y de grupos locales, y no de una organización gubernamental. La escasez de recursos y la falta de coordinación han hecho que la distribución de ayuda sea fragmentada e ineficiente.
La crisis humanitaria en Guantánamo tras el huracán ha revelado la ineficiencia y mala gestión del gobierno. El control centralizado de la ayuda, la falta de planificación, y la ausencia de recursos y equipos adecuados han empeorado la situación. La distribución lenta de alimentos, el mal manejo del combustible y la desconexión con las necesidades reales de la población han dejado a Guantánamo en una crisis evitable. La dependencia de esfuerzos individuales y de las redes sociales como fuente principal de ayuda destaca la falta de liderazgo y preparación gubernamental, exponiendo a la población a riesgos innecesarios y a un desastre más severo.
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