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Durante el mes de agosto de 2024, Cuba ha experimentado una grave crisis energética, marcada por apagones frecuentes y una incapacidad del sistema para satisfacer la creciente demanda eléctrica.
A pesar de las promesas gubernamentales de mejorar la situación durante el verano, el Sistema Electro-energético Nacional (SEN) ha mostrado una fragilidad constante.
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Desde el inicio del mes, se registraron importantes interrupciones en el suministro eléctrico. El 4 de agosto la máxima afectación alcanzó los 480 MW en la hora pico, lo que reflejaba la falta de capacidad de generación y los problemas de combustible que obstaculizaban cualquier solución viable en medio de la crisis energética.
La situación empeoró el 10 de agosto, cuando siete unidades termoeléctricas salieron de servicio, elevando la afectación a 610 MW debido a averías en varias plantas clave.
El 14 de agosto, el SEN se complicó aún más con apagones que llegaron a 832 MW, atribuidos a salidas imprevistas de turbinas en Energás, lo que demostró la dificultad de estabilizar el servicio durante el verano pese a las promesas de mejoras.
Poco después, el 17 de agosto, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) anticipó que la demanda seguiría superando la capacidad de generación, lo que se confirmó cuando las afectaciones alcanzaron los 833 MW, con un déficit que se esperaba continuara aumentando agravando la situación para los ciudadanos.
La gravedad de la crisis se hizo aún más evidente el 22 de agosto, cuando se implementaron "apagones solidarios" en La Habana, reflejando un déficit récord de 1,305 MW y subrayando la incapacidad del gobierno para manejar la crisis en medio de la creciente frustración de la población.
El 23 de agosto, la salida de siete unidades termoeléctricas por averías llevó la afectación a una alarmante cifra de 1,245 MW, dejando a gran parte del país sin servicio eléctrico durante todo el día debido a fallos en las plantas generadoras.
El 26 de agosto, parecía que las cosas mejoraban cuando la UNE informó una afectación de 529 MW debido a la falta de combustible y problemas de mantenimiento que persistían a lo largo del mes.
Sin embargo, para el 28 y 29 de agosto, la salida de la termoeléctrica Antonio Guiteras agravó otra vez la crisis, con apagones que podrían alcanzar los 850 MW evidenciando la incapacidad de resolver las fallas en el sistema y causando interrupciones prolongadas.
Durante los tres años recientes, agosto ha sido un mes marcado por el deterioro del sistema eléctrico en Cuba, con apagones severos que afectan la vida diaria de los ciudadanos.
La crisis energética deja a la población en un estado de desesperación creciente. Las autoridades no logran estabilizar el suministro eléctrico, propiciando una situación insostenible, que en años anteriores ha causado incluso protestas en las calles.
Las promesas de mejoras se han convertido en palabras vacías mientras el sistema eléctrico colapsa y el combustible escasea, profundizando el malestar social.
La incomodidad, la precariedad y la incertidumbre se cierne sobre el futuro de millones de cubanos, quienes ven cómo sus vidas quedan a merced de un sistema en ruinas y sin una solución a la vista.
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