La historia de amor entre Michael Jordan y la modelo cubanoamericana Yvette Prieto es un relato que trasciende las luces y el glamour de la fama, para mostrar una conexión genuina y sólida, que surgió en un entorno inesperado pero lleno de magnetismo.
Yvette Prieto nació en Cuba, en marzo de 1979, pero emigró con su familia. Creció en Miami, donde desarrolló una sólida carrera en el modelaje, desfilando para destacados diseñadores como Alexander Wang.
A pesar de su belleza y éxito en las pasarelas, Yvette siempre prefirió la discreción, evitando el ojo público tanto como fuera posible. Su vida dio un giro en 2008, cuando conoció a Michael Jordan en un club de Miami.
Él, una leyenda viva del baloncesto, seis veces campeón de la NBA, y ella, una joven segura de sí misma, y con 15 años menos que el deportista, lograron una conexión instantánea que los uniría para siempre.
En aquel club, donde las luces y la música creaban el ambiente perfecto, la chispa entre ambos fue inmediata.
Yvette, quien ya había tenido relaciones con celebridades como Julio Iglesias Jr., no se dejó intimidar por la figura de Jordan. Su seguridad y elegancia cautivaron al exjugador. Comenzaron una conversación casual que se transformó en una relación duradera y profunda.
A medida que la relación avanzaba, Yvette y Michael decidieron formalizar su compromiso, pero Jordan, tras su costoso divorcio con Juanita Vanoy, fue precavido.
Antes de casarse, acordaron un contrato prenupcial que garantizaba a Yvette un millón de dólares por cada año de matrimonio, aumentando a cinco millones anuales si la unión superaba la década. Esta decisión, lejos de ser un obstáculo, fue una muestra de la madurez y el pragmatismo que ambos aportaban a la relación.
El 27 de abril de 2013, la pareja celebró su amor en una fastuosa boda en la Iglesia Episcopal de Bethesda-by- the-Sea en Palm Beach. Rodeados de amigos, familiares y personalidades del mundo del deporte y el entretenimiento, en una ceremonia que reflejaba el lujo y la exclusividad que siempre acompañaron a Jordan.
Un año después, Yvette dio a luz a gemelas, Victoria e Ysabel, un símbolo de la nueva etapa de su vida. La pareja desde entonces ha vivido alejada del escrutinio público, se dedica a criar a sus hijas en un ambiente de discreción y estabilidad.
Michael Jordan encontró en Yvette Prieto no solo una compañera de vida, sino un refugio donde ha logrado disfrutar de una segunda oportunidad en el amor y la paternidad.
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