Superada ya la primera mitad de agosto, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) continúa programando apagones a los cubanos, incapaz de generar la electricidad que demanda el país durante el verano.
Si la víspera las afectaciones alcanzaron los 833 MW durante la hora pico, este domingo la empresa estatal pronosticó que los apagones llegarán a los 620 MW durante la misma franja horaria.
“Se estima una disponibilidad de 2,550 MW y una demanda máxima de 3,100 MW, para un déficit de 550 MW, por lo que de mantenerse las condiciones previstas se pronostica una afectación de 620 MW en este horario”, indicó la UNE en sus redes sociales.
Dice el proverbio que el que calla, otorga. Y el silencio de las autoridades del régimen cubano acerca del fracaso de su plan de reparaciones y mantenimientos para estabilizar el sistema electroenergético nacional (SEN) durante el verano, es notorio.
Por tanto, a pesar de las promesas de mejores rendimientos durante el verano, el gobierno de Miguel Díaz-Canel ha terminado por aceptar en silencio su incapacidad para generar la energía eléctrica que requiere la economía y los hogares cubanos.
Salvo el día 3 y 4 de agosto, los usuarios de la UNE sufrieron frecuentes y prolongados apagones diarios, con picos que alcanzaron los siguientes valores: 639 MW (día 1), 480 MW, 247 MW (día 5), 628 MW, 725 MW, 621 MW, 610 MW, 985 MW, 356 MW, 825 MW, 517 MW, 832 MW, 829 MW y 833 MW
Lo anterior arroja un promedio de 570 MW diarios de afectaciones en el horario pico durante los primeros 17 días de agosto, la mayoría de los cuales, según reconoce la propia UNE, “se afectó el servicio por déficit de capacidad de generación las 24 horas del día”.
Ni Díaz-Canel, ni el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, ni el director de la UNE, Alfredo López Valdés han salido a dar explicaciones de su fallida estrategia para “minimizar los apagones durante los meses de descanso y mayor calor” en el país.
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