La atleta hispanocubana Yulenmis Aguilar (Bayamo, 1996) se ha convertido en la esperanza de la jabalina española. El Gobierno de Pedro Sánchez le concedió la nacionalidad en abril de este 2024 para que pudiera competir en los Juegos Olímpicos de París. Su camino no ha sido fácil porque ha estado plagado de lesiones, especialmente en un hombro, que se le luxa continuamente por un problema genético. También por la falta de confianza de los entrenadores cubanos.
Ella no se impone la obligación de ganar una medalla en París, viene de una lesión y es consciente de que si no puede ser ahora, vienen más europeos y hay otros Juegos Olímpicos en cuatro años. Asume que hay otras 36 mujeres que se han preparado igual que ella para conseguir un metal, pero no niega que le gustaría ganarlo con los colores de España porque ese país le abrió las puertas que en Cuba le cerraron y, en su opinión, las segundas oportunidades valen más que las primeras.
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Si está o no lista para subir al podio, lo sabremos a partir del 7 de agosto, a las 10.25 horas, cuando tendrá lugar la clasificación para la final de París. El día siguiente ella cumple 29 años. Tras competir con los europeos de Roma, Yulenmis Aguilar también cumplirá su sueño olímpico en París. Viene de coronarse como campeona de España a primeros de julio, con 59,85, pero como le dicen sus amigos: "Yul, para ti nada es suficiente". Ella quiere y necesita más.
Desde los 11 años Yulenmis Aguilar practica atletismo en Cuba, pero no fue hasta que cumplió 13, que cogió por primera vez una jabalina y fue entonces cuando sus profesores se dieron cuenta de que tenía un brazo potente y ella se enamoró de este deporte que ahora, con 28 años, la lleva a los Juegos Olímpicos de París a defender los colores de la bandera española.
En 2015 no pudo ser. Con 18 años estuvo en el Mundial de Atletismo de Pekín, pero ella recuerda ese año como muy "complicado". Venía de romper el récord del mundo, pero también de una lesión de hombro. Echando la vista atrás, ahora entiende que en ese momento no estaba preparada para enfrentar un campeonato del mundo.
En 2016 fue a los Juegos Olímpicos con 19 años y con un tobillo que arrastraba una fractura que se había hecho en una base de entrenamiento en México. En 2018, estuvo en los centroamericanos y del Caribe, consiguió el bronce y los directivos del equipo Cuba le dijeron que no contarían con ella para la siguiente temporada. Para los entrenadores cubanos no había rendido lo suficiente.
Con 21 años le resultó difícil encajar que el sueño de conseguir una medalla olímpica se desvanecía. Pero no sólo eso. En ese momento ella creía que su carrera deportiva iba a durar entre diez y quince años más y de la noche a la mañana se vio sin absolutamente nada. En Cuba dieron por muerto su futuro profesional y personalmente fue muy duro para ella.
Para ganarse la vida en Bayamo,Yulenmis Aguilar empezó a trabajar en un gimnasio privado y terminó sus estudios. Decidió que el mundo no se iba a acabar para ella y continuó con su vida.
Pero todo cambió en 2019, cuando supo que había en Galicia un entrenador que podía encargarse de recuperarla para el atletismo. Los españoles le ofrecieron un contrato en 2020 para empezar en abril de ese año, pero llegó la pandemia del coronavirus, Cuba cerró sus aeropuertos y ella no pudo viajar hasta diciembre, ocho meses después.
La recuperación fue muy difícil porque ella venía con sobrepeso de Cuba. Empezó a trabajar en un club con niños pequeños, que fue su primer empleo en España y en esa época tuvo los primeros contactos con su entrenador, que la acogió en su casa, la alimentó y la cuidó. Fue así como se convirtió en su padre porque le devolvió la ilusión por el deporte y además le hizo creer que todavía tenía vida deportiva por delante.
Cuando ella se refiere a él habla de "un padre", que "nunca la ha dejado caer". Y de esa relación personal, empezaron a surgir los éxitos en su carrera deportiva.
En abril pasado tenía marcas de 63,90 y ella daba por sentado que con esos números no iba a ser la primera del mundo, pero lanzaba un aviso a navegantes. "No voy a quedarme sentada en la casa. Voy a trabajar". Y trabajando llegó una nueva lesión.
Normalmente Yulenmis Aguilar entrena cinco horas diarias: dos en la mañana y tres en la tarde. A ella le gustaría echar más tiempo, pero no la dejan. A nivel físico y deportivo se sentía "muy bien" en abril, pero esa fortaleza era aún superior a nivel mental porque sólo una persona que ha pasado su proceso, que lo ha perdido todo, que lo ha recuperado todo y que ha vuelto a estar a un nivel de competición olímpica puede entender hasta qué punto se refuerza la autoestima.
No obstante, Yulenmis Aguilar trabaja para disfrutar de la competición y no se impone la obligación de conseguir una medalla en París. Aún así, las quinielas deportivas españolas cuentan con esa metal olímpico si llega totalmente recuperada.
"Las cartas están jugadas, solo esperar para ver cómo termina la partida y que mi gran sueño no se me derrumbe", dijo antes de calificarse para París.
Ella es una de los 20 deportistas cubanos que compiten en estos Juegos Olímpicos de París con otras banderas. Trece naciones cuentan con el talento de los nacidos en la isla. Otros dos compatriotas fueron seleccionados para integrar el Equipo de Refugiados: el canoísta Fernando Dayán Jorge y el pesista Ramiro Mora.
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