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La doctora cubana Yaneidys Barea Gregori falleció a causa del paludismo, apenas unos días después de regresar de una misión médica en Angola, en otro caso que ha generado una ola de críticas y cuestionamientos sobre la eficiencia y el estado del sistema de salud en la isla.
Con apenas 40 años de edad y tras pasar 18 meses en la nación africana, Barea murió el 4 de julio en la provincia de Las Tunas, y amigos y familiares piden justicia pues entienden que fallaron los protocolos y la enfermedad pudo haberse tratado de manera temprana y efectiva.
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En un extenso post en la red social Facebook, Juli Elena Jareno dio detalles sobre el caso y dejó claro que la supuesta gratuidad de la salud que defiende el régimen comunista carece de sentido cuando cobra vida de personas inocentes.
Jareno expresó que la falta de equipos médicos, materiales deficitarios, condiciones precarias de las instalaciones y, sobre todo, el desinterés y la falta de profesionalismo, han demostrado que la gratuidad de la salud en Cuba tiene un precio muy alto.
Asimismo, expuso que a pesar de recibir atención médica, el diagnóstico y tratamiento se retrasaron debido a la tardanza en la entrega y análisis de los exámenes de sangre fundamentales.
Yaneidys recibió atención médica, pero ya era demasiado tarde. Los protocolos de salud para tratar la malaria subrayan la importancia de realizar análisis de sangre urgentes para identificar el tipo de plasmodium y aplicar el tratamiento adecuado. Sin estos análisis oportunos, la enfermedad progresó y finalmente le arrebató la vida, sostuvo ante el total silencio de la prensa oficialista.
Este trágico evento -prosiguió- ha dejado a una madre sin consuelo, a una hermana con el corazón partido y a una familia incompleta. La culpa de esta pérdida no se ha atribuido a nadie en particular, y en su lugar, se han esgrimido justificaciones que van desde el bloqueo hasta "las patrañas imperialistas".
Y, a modo de conclusión, sentenció: La realidad es que el sistema de salud pública en Cuba ha mostrado graves deficiencias en su gestión y profesionalismo.
Entre los comentarios a la publicación, la internauta Somalí Gregori, tía de la fallecida, igualmente criticó el proceder del caso: “Ya no creo en esta Revolución, ya no hay médico todos se han ido”, reza una de sus frases.
La muerte de Yaneidys Barea Gregori deviene nuevo llamado urgente a mejorar la gestión y el funcionamiento del sistema de salud en Cuba, cuando el gobierno comunista hace oídos sordos y sigue enviando médicos a cumplir misiones en diversos países del mundo.
Justamente, en el pasado mes de febrero, el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) de La Habana confirmó el diagnóstico de un caso importado de paludismo en un cubano que arribó procedente de un país de África a finales de diciembre, aunque no fue hasta el 26 de enero que las autoridades sanitarias confirmaron el caso.
Se trató de un paciente -no colaborador de la salud- que llegó el 24 de diciembre al municipio de Jatibonico, en Sancti Spíritus, proveniente también de Angola, según precisó en declaraciones a la página digital del medio oficialista Escambray el doctor Carlos Ruiz Santos, director del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología de esa provincia.
A poco más de un mes de ese primer diagnóstico, autoridades sanitarias confirmaron un nuevo caso en Guantánamo, rompiendo con décadas de ausencia de esta enfermedad en la isla.
El epidemiólogo y subdirector de Epidemiología en el Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología en esa provincia del extremo oriental del país, Leonel Heredia Carpintrú, aclaró que se trató de un caso importado, y que la transmisión local no estaba presente en el territorio, citó el diario oficialista Venceremos.
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