Desplazado hasta la central termoeléctrica (CTE) Lidio Ramón Pérez de Felton, en Holguín, el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, explicó a los cubanos las medidas adoptadas ante la compleja y tensa situación energética que vive el país.
“Estamos conscientes de la afectación que se está produciendo diariamente por los molestos apagones, que llegan incluso en algunos territorios a 17 y 18 horas”, comenzó diciendo el ministro al periodista de Tele Cristal, Yordanis Rodríguez Laurencio.
No todos los cubanos sufren la misma cantidad de horas de apagón, explicó De la O Levy, porque “se rotan los circuitos, se maniobra y, cada vez que las afectaciones sean menores, hay más posibilidad de rotar y de poder distribuir equitativamente las afectaciones”.
El objetivo del ministerio no es “el reparto equitativo de los apagones”, sino “disminuir las horas de apagón”, que se producen “por la alta carga de mantenimiento que se está dando en esta época, planificada desde principios de año”.
Esa planificación (prevista para 2023 según la estrategia expuesta por el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel, e incumplida) causa déficits de generación entre los 200 y los 600 MW. “Es una molestia por supuesto, pero tocan unos niveles de apagones que son soportables”, consideró el titular del ramo.
Los mantenimientos, unidos al “incremento de las temperaturas que hace que las demandas y los consumos están disparados” y a los “problemas con la logística de la distribución de los combustibles”, explican la actual crisis energética, según el dirigente.
Los apagones no tienen nada que ver con una crisis de los combustibles, sino con la logística. “No estoy diciendo que en estos momentos tengamos falta de combustible, sino que, al tratar de suministrar de madrugada y por carretera el combustible (junto a las patanas que distribuyen el combustible por cabotaje), el consumo está dependiendo más de ese tipo de generación [distribuida] que de las termoeléctricas y entonces están sobre consumiendo. Y ese combustible [para la generación distribuida] se transporta por carretera”.
O sea, es un problema de logística, no de que el régimen cubano se esté quedando sin apoyos de sus suministradores habituales de combustible (Venezuela, México, Irán y Rusia). “Eso que acabo de leer es totalmente falso, categóricamente eso es mentira”, afirmaba recientemente De la O Levy a una periodista oficialista, desmintiendo un rumor del que no precisó el contenido, pero que pudiera estar relacionado con este asunto.
El ministro no está para perder el tiempo con rumores. Él está a pie de obra, viendo cómo los técnicos hacen “prácticamente nuevo y construido totalmente en Cuba” el calentador de aire regenerativo de la Felton. "Yendo al seguro", según sus palabras.
De ahí saltó para el condensador y descubrió que esa sección de la CTE cuenta con “22,000 tubos que hay que limpiar”. De la O Levy explicó a Rodríguez Laurencio cuántos tubos por hora, por turno, por día y por semana significa el mantenimiento del condensador de la Felton.
La gestión del ministro es óptima: él está ahí, en la caliente, contando tubos y trayendo filtros, piezas y máquinas de limpieza de La Habana. Él no está para perder el tiempo, él está “buscando soluciones con decisiones concretas y apoyando el trabajo de los eléctricos”. Vicente de la O Levy, según sus palabras, está “trabajando sin descanso”.
Ante la autoproclamada abnegación del ministro, Rodríguez Laurencio, nueva estrella del periodismo oficialista, vio la oportunidad de preguntarle su opinión sobre lo que publican en internet y redes sociales los medios independientes y expertos independientes sobre la crítica situación del sistema electroenergético nacional (SEN).
La sonrisa asomó en el rostro del sacrificado ministro ante una pregunta tan apetitosa. El pie forzado para desacreditar a los medios independientes y la sociedad civil cubana estaba servido, y alegró la altruista mañana de De la O Levy.
“Eso [que publican] es ignorancia. Eso ni se lee. Se lee para saber por qué camino anda la ignorancia. Todo eso es ignorancia. Pero bueno, lo leemos, nos reímos. Nos reímos también. Se sigue trabajando. Y sabemos cómo están pensando. Y nosotros seguimos trabajando. Convencidos de que lo resolvemos”.
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