Régimen reconoce crisis migratoria como "la más grande de la historia de Cuba", pero culpa a Estados Unidos

“Reiteramos que el bloqueo y las medidas adicionales y de máxima presión del gobierno de Estados Unidos constituyen el tema que tiene hoy más peso en el escenario migratorio bilateral”, aseguró Johana Tablada de la Torre.


El régimen cubano calificó la actual crisis migratoria como "la más grande de la historia de Cuba", pero culpó al gobierno de Estados Unidos del masivo éxodo que ha empujado a cientos de miles de cubanos a abandonar la Isla.

Así lo reconoció la subdirectora general para Estados Unidos de la cancillería cubana, Johana Tablada de la Torre en conferencia de prensa celebrada en La Habana, durante la cual achacó el flujo de migrantes hacia ese país a su “política de máxima presión” hacia el régimen de La Habana.


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“Reiteramos que el bloqueo y las medidas adicionales y de máxima presión del gobierno de Estados Unidos constituyen el tema que tiene hoy más peso en el escenario migratorio bilateral”, aseguró la funcionaria.

Asimismo, subrayó que “el impacto de estas medidas extremas e inhumanas en nuestra población constituye el incentivo principal que explica el incremento inédito del flujo migratorio actual, que es desproporcionado y que es, en esencia, la ola migratoria más grande de la historia de Cuba”.

Este martes se celebra en Washington la 38 Ronda de Conversaciones Migratorias Cuba-Estados Unidos. Funcionarios estadounidenses y cubanos se reunirán para discutir la implementación de los Acuerdos Migratorios entre Cuba y Estados Unidos, una serie de compromisos bilaterales que datan de 1984

La reunión ocurre en un momento de tensiones diplomáticas entre ambas naciones, tras las protestas del 17 de marzo en varias ciudades de la isla, debido a que el régimen cubano culpa al gobierno estadounidense de promover estas manifestaciones.

En sus declaraciones, Tablada de la Torre denunció que la embajada de Estados Unidos en La Habana no ha reanudado la expedición de visas de visita de familiares (una política que reanudó en agosto de 2023), o la reanudación de los intercambios profesionales y culturales con ese país, algo que también se contradice con el anuncio de mayo de 2022 de la administración Biden.

Asimismo, calificó de fracaso las medidas migratorias implementadas por dicha administración (incluido el parole humanitario que ha permitido la emigración a 81,000 cubanos desde su implementación hasta febrero de 2024) y reveló que la oleada migratoria hacia Estados Unidos se ha intensificado en los últimos meses.

“Nada indica que eso vaya a cambiar”, consideró la funcionaria del ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) antes de reiterar que el régimen cubano tiene “la voluntad de cooperar para favorecer una migración segura y ordenada”.

La delegación cubana, encabezada por el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío Domínguez, insistirá en Washington que “las acciones y programas injerencistas del gobierno de Estados Unidos para atentar contra el orden constitucional, con fines desestabilizadores, violan también el espíritu de los acuerdos vigentes”.

El régimen persiste en su estrategia de culpar a Estados Unidos del éxodo masivo de cientos de miles de cubanos en los últimos dos años y hacerle responsable de las consecuencias de esta “emigración irregular y desordenada”.

El objetivo es presionar a la administración Biden para que levante “el bloqueo”, o al menos que saque a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, y para ello cuentan con la “idea fuerza” de que Estados Unidos ha creado “estímulos extraordinarios y artificiales para la emigración cubana”.

La crisis económica, la inflación, la escasez generalizada, la pobreza y desigualdades crecientes, la falta de derechos y libertades o la represión no constituyen “factores” desencadenantes de la estampida protagonizada por un porciento significativo de la población cubana hacia cualquier punto del planeta.

La eclosión del malestar ciudadano en las calles, en las redes y en las familias cubanas ha sido el principal desencadenante de la represión del régimen, pero también de su estrategia para aliviarse de la presión social: la emigración.

Para ello han maniobrado con regímenes aliados como el de Nicaragua, con el que acordó la exención de visado para sus nacionales y por donde ha salido el grueso de los migrantes cubanos que han cruzado o esperan para cruzar la frontera sur de Estados Unidos.

Cuando no es “el bloqueo y las medidas adicionales y de máxima presión”, son los “estímulos extraordinarios y artificiales para la emigración cubana”. El caso es que el régimen no se hace responsable de la estampida de cientos de miles de cubanos en los últimos años y viste de justificaciones varias su plan de sobrevivencia y su “proyecto político” de perpetuarse en el poder.

Los 200 mil que Estados Unidos pensaba iban a salir a tumbar al gobierno... emigraron”, dijo Tablada de la Torre al canal Russia Today en octubre pasado, reconociendo con evidente satisfacción la jugada maestra del régimen para mantener el statu quo, objetivo que también impulsará este martes sus estrategias de negociación en Washington.

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