Entre militares y dirigentes cubanos, reunidos para agasajar al mayor aparato de represión contra los cubanos, los órganos de la Seguridad del Estado en su 65 aniversario, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel aseguró que “la obra revolucionaria será eterna e invencible porque su pueblo lo quiere”.
Afanado en determinar quién pertenece al pueblo y quien no, el mandatario parece no incluir en su frase a los miles de cubanos que se levantaron en julio de 2021, así como en protestas más pequeñas que le sucedieron a las de esa fecha; o las más recientes manifestaciones que el 17 de marzo despertaron los sentimientos de cambio en Santiago de Cuba, Bayamo y Cárdenas, al grito de “Patria y Vida”, “Comida y Corriente”, y “Abajo el Comunismo”.
Aun así, Díaz-Canel aseguró, ante un auditorio repleto de represores, que la Revolución “ha contado y cuenta con hijos leales y bravos para hacer frente y derrotar sin miedo los criminales planes de un enemigo poderoso ante el cual no nos doblegaremos jamás”. El mismo enemigo que siempre culpa por los problemas que vive Cuba, sin una nueva justificación.
Por ello, no tuvo alternativa que recurrir a los halagos para con los represores reunidos en la Sala Universal de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), cuando les dijo que “la historia de los Órganos de la Seguridad del Estado es de lo más fascinante, inspirador y patriótico que puede encontrarse en la historia de Cuba”.
El designado gobernante dijo ante su jefe, Raúl Castro, que la “solidez” de la Revolución “debe mucho a los Órganos de la Seguridad del Estado, que la defienden y protegen junto a un pueblo heroico del que son parte inseparable”.
A sabiendas que el momento en que está plantado su gobierno no es favorable para su pretensión de convencer al mundo de la falsa democracia que existe en Cuba, añadió que su garantía está basada en “la actuación cohesionada del Partido, el Estado, el Gobierno, las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior con el objetivo común de garantizar la estabilidad interna y derrotar al enemigo en todos los frentes”.
Desde los artículos de la Constitución cubana, aprobada por el régimen de manera cuestionable en 2019, sin el voto de cubanos residentes en el exterior, el papel rector del partido único en la Isla, el PCC, quedó reafirmado, mientras se permite la represión a los ciudadanos.
Más de mil presos políticos permanecen detenidos en las cárceles cubanas, siendo violentados sus derechos y el de sus familiares, quienes son acosados por la Seguridad del Estado, la misma que Díaz-Canel acaba de elogiar en su discurso.
Pero el régimen no pierde su habitual comportamiento de utilizar a sus ciudadanos y luego desecharlos, como sucedió con Ulises Pérez Cuevas, un cubano retirado de la Seguridad del Estado, quien denunció recientemente la precariedad en la que vive a pesar de haber dedicado sus mejores años a defender el llamado proceso revolucionario.
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