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Judoca cubana Ónix Cortés: "A Veitía lo recuerdo siempre porque nos enseñó a ser fuertes"

"Hace años observo que no llegan talentos. Las que entran vienen con déficit físico y técnico, sobre todo lo último, que es un punto clave. La base es muy deficitaria"

Ónix Cortés © Cortesía de la entrevistada
Ónix Cortés Foto © Cortesía de la entrevistada

Algunos años atrás, corría la primera década del presente siglo, durante un reportaje en el gimnasio del judo en el Cerro Pelado, fui testigo de una conversación entre el profesor Ronaldo Veitía y los padres de una de sus discípulas, la joven Ónix Cortés, a quien aún me parece ver: activa, combativa y reflexiva.

Quince años integraría la preselección nacional la capitalina que hoy, amablemente, accedió a esta entrevista.

¿Qué haces en la actualidad?

Soy propietaria de una cafetería en el municipio de Playa y realmente no tengo tiempo ni de respirar. Me va bien gracias a Dios, con una niña de tres años que es mi vida. Mis padres, mi abuelita de 96 años, la bebé y yo formamos una armónica familia de la cual estoy orgullosa.

¿Te gustaría ser entrenadora?

Por supuesto, me encantaría. Esperemos a ver qué me depara la vida. Yordanis Arencibia, actual jefe técnico del judo (f) cubano, ha hablado conmigo pero nada se ha concretado.

Ónix llévanos a tus inicios cuando soñabas ser una grande del tatami.

Desde niña me gustaba correr, montar bicicleta y patines, participaba en todos los juegos que hacíamos en la Educación Física y siempre sobresalía.

Yo intervine en varias competencias a niveles de escuela, municipio y provincia; comenzaron a seguirme, yo prometía. Un día llegó un profesor a la escuela buscando niños para practicar judo y allí estaba Ónix dispuesta para dar batalla.

Comienzo a practicar el judo; recuerdo a Andrés, mi primer entrenador; después a Alfredo Osma, quien me llevó a distintas competencias. Me vi frenada porque no había niñas que quisieran practicar el judo; decían que el cuerpo se desfiguraba… jajaja.

En ese entonces me paraba por la ventana del colchón y veía cómo entrenaban los muchachos. Mi mamá se le acercó al profesor y le preguntó si yo podía entrenar con ellos y él dijo que sí, que ya había oído hablar de mí.

Así retomo mi contacto con los kimonos, ahora con el profesor Luis, una persona a la cual quiero y respeto mucho. Él fue el encargado de llevarme a Andrés Franco Ramos, el que finalmente me allana el camino hacia el equipo nacional, ya que me dirigió en la EIDE “Mártires de Barbados” durante cuatro años y a él le debo mucho de lo que sé.

Una etapa feliz comenzó para mí: 3 medallas de oro y una de bronce en Juegos Escolares, llegando incluso a ser la atleta más destacada de los deportes de combate. Así, concluyendo esa justa, el profesor Santiago Chinea, entrenador de la selección nacional me informa que debería presentarme en el Cerro Pelado el 10 de agosto del año 2004.

¿Con 15 añitos llegas al alto rendimiento?

Pues sí. Entré a aquel gimnasio que fue mi casa por 15 años sin pasar por ninguna ESPA, cuando aquélla en ese entonces era un imprescindible eslabón en la pirámide.

Directamente llegué a ser dirigida por el artífice de los triunfos del judo femenino, el profesor Ronaldo Veitía. Yo estaba muy bien preparada tanto física como técnicamente; Julita yo no hago alardes, pero quien recuerda mis inicios sabe de lo que hablo.

¿Era Veitía tu entrenador?

Allí no había entrenador que te atendiera directamente; era un colectivo en el cual todos aportaban sus experiencias, todos eran nuestros profesores. Comienzo en la división de los 63 kg, que es el peso con el que gano el título mundial juvenil con 17 años.

Unos meses más tarde voy a la gira europea y obtengo mi primera medalla de bronce en Hamburgo, una competencia de mayores que hoy forma parte del circuito Grand Prix, anteriormente paradas de Copa del Mundo.

¿Alguna vez tuviste problemas con el peso?

Yo venía muy bien, ya había sido medallista como te dije, pero el colectivo de entrenadores decide subirme a la categoría de 70 kg, decisión que el tiempo demostró que no fue acertada. Pienso que de haberme mantenido en los 63 kilos, hubiera sido mucho más exitosa mi carrera.

Llegan el Campeonato Panamericano del deporte (bronce) y los Juegos Panamericanos de Río 2007 y con apenas 18 años participo con una importante lesión en mi hombro, una luxación, con la que había competido en los Juegos del Alba y el torneo “Judoguis Dorados”

Veitía confiaba en mí; no obstante, mi hombro había sufrido en demasía. Yo estaba muy bien preparada pero no bastó y pierdo mi combate por el bronce. Ahí llegó un momento de oscuridad en mi carrera: hombro inservible, llegando a La Habana directo al salón de operaciones del hospital “Frank País”, donde el doctor Liván, al que le debo todo, me salva mi hombro y me devuelve a la alta competición seis meses después.

¿Es por ello que no asistes a los Juegos de Beijing 2008?

Sí, y no solo los perdí sino que no regreso a la arena internacional hasta el 2010. Seguía en los 70 kilos, peso que hacía con mucha facilidad pues yo rondaba los 67.

Yo viví en múltiples ocasiones un día de entrenamiento en el Cerro Pelado bajo el mando de Veitía; desde tu punto de vista ¿cómo era?

¡Uff! No había descanso. Comenzábamos muy temprano, 8 am ya había que estar formadas; se entrenaba hasta las 11 y 30 am, luego almorzábamos y justo 12 y 30 pm había que estar durmiendo hasta las 3 y 30 pm que comenzaba la segunda sesión. Esto era a diario, hasta las 5 y 30 o 6 pm; recuerdo que tras llegar y bañarme, no tenía ni deseos de comer; solamente, dormir.

En más de una ocasión mi camarógrafo y yo llegábamos y veíamos a las judocas correr en la pista y al preguntarle al Buda, éste me respondía: “un minuto tarde, una vuelta; cinco minutos tarde, cinco vueltas” Y pienso que aquel estricto sistema disciplinario tuvo mucho que ver con los grandes éxitos del judo (f) cubano, que ya no se ven.

En relación con esto Ónix, sé que muchas de ustedes adoraban a Veitía y otras no ¿en qué bando estás?

Mira Julita, recordar lo malo no sirve para nada: con lo malo no creces. De antemano te respondo que soy del bando de las que miran y siguen las cosas buenas del Veiti; yo admiro todos los días de este mundo al Buda, como tú le dices.

De todo en la vida se debe tomar lo bueno y más viniendo de un director como el Veiti, el gordo, el hombre que fue capaz de mantener al judo femenino cubano más de 20 años en la élite mundial y con generaciones diferentes. Él fue muy fuerte con nosotras; también eran otros tiempos donde la educación y la crianza eran otras, al menos yo lo veo así.

Si él no hubiese sido así, si no valoramos sus cosas buenas ¿qué hubiera podido sacar de nosotras? Somos un equipo entero con resultados importantes, títulos que no todos los deportistas del mundo llegan a tener.

A Veitía lo recuerdo siempre porque nos enseñó a ser fuertes, nos educó, nos disciplinó, nos cambió la mentalidad; somos fuertes. Yo me siento así, con deseos de comerme al mundo y hacerlo bien.

Yo reconozco sus virtudes; no se puede tapar el sol con un dedo, quizás sus métodos no fueron los mejores pero que venga otro y lo haga mejor; eso aún está por demostrarse.

Si tuvieras que elegir entre Driulis González e Idalis Ortiz, ambas campeonas olímpicas y con cinco medallas en total en citas estivales ¿a cuál escogerías?

¡Muy difícil! Driulis es mi figura emblemática, la judoca que siempre quise ser, mi ídolo; Idalis, mi compañera de aula, de viajes, de competencias… ¡de todo! Desde los 15 años hemos estado juntas. Dime tú ¿qué decirte? Solo que Driulis es, para mí, la mejor judoca del mundo; tú no puedes imaginar qué clase de mujer es esa, su fuerza de voluntad, su coraje.

Tienes una bonita historia: medallista de bronce en el Mundial de Shelyabinsk, Rusia 2014 y también tercera por equipos en los certámenes del orbe de Salvador de Bahía 2010, París 2011 (quinta individualmente) y Río 2013 pero no has podido ascender a podios olímpicos.

Me tocó duro el deporte Julita, porque a pesar de haber tenido buenos resultados yo podía haber dado mucho más, ponle el cuño. Me impuse en la final de los Juegos Panamericanos de Guadalajara en el 2011 nada más y nada menos que a la colombiana Yuri Albear, tres veces monarca del orbe y soñaba con Londres, mi gran posibilidad de una medalla olímpica.

Entrené para subir a ese podio, pero llegué pasada de entrenamiento. Tú sabes de eso como nadie: el atleta es entrenado para la competencia fundamental, así se ajustan los mesos o los macros.

Pues yo, un mes antes estaba perfecta, a tope, en plena forma deportiva; a la cita británica llegué cansada. Yo, tan fuerte y con buena técnica, nada pude hacer. De nada valió mi magnífica base, ni mi magnífico dominio en el tachi waza (técnica de pie) … ¡caí en el primer combate ante la japonesa Haruca Kachimoto, que no pudo arrastrarme!

En total, Ónix además del oro continental en Guadalajara fue segunda en Toronto 2015 y tercera en Lima 2019 así como bronce en los Centrocaribes de Barranquilla 2018. No clasificó para los Olímpicos de Río.

¿Cuándo dices adiós?

Me retiro en el 2019, después de Perú; estuve haciendo un gran esfuerzo, pero ya tenía otra lesión importante con la que no pude y fue la rodilla, operada de ligamento medial, menisco, cartílago y cruzado. Esto sí puso fin a mi carrera y en diciembre del 2019 llega la noticia de que estoy embarazada.

En el 2020 nace mi medalla olímpica, mi hija Dafne Antonela. Termino de competir justamente en diciembre del 2019 con 30 años.

Háblame del combate que no se olvida.

¡Mira este combate fue precisamente con Driulis González, inolvidable! Año 2004, aterriza el equipo nacional proveniente de Atenas. Se incorporan a la preparación, yo acabada de subir con 15 años y de pronto dice el profesor dice: ¡González y Cortés al colchón!

¿Y qué pasó?

¡Le gané! Julita, yo respiraba judo, comía judo y dormía y soñaba con lograr lo imposible pues le gané ese combate a la que en ese entonces era la atleta más laureada y mi ídolo, Driulis González.

Yo era una nena de 15 años y tuve la oportunidad de competir con atletas de renombre de todo el planeta pero esa victoria jamás la podré olvidar ¡ella lo sabe! jjjjjj

El judo femenino cubano actual no está bien ¿es que no está Veitía, es que la selección de base anda mal o la base está mal en sí, es que las condiciones del Cerro Pelado rondan la mediocridad y peor no pueden estar?

Este declive viene de hace años; no es de ahora. Tengo que decirte que ahora se ha acrecentado. Hace años observo que no llegan talentos. Las que entran vienen con déficit físico y técnico, sobre todo lo último, que es un punto clave. La base es muy deficitaria.

Hacer una judoca no es cosa de un día. Los grandes resultados del judo (f) cubano siempre se han basado en la fortaleza física de sus atletas aparejado con el nivel técnico. Esta es nuestra historia: campeonas olímpicas, mundiales, continentales, de Copas y Grand Prix ¿y ahora? Es el peor momento del judo femenino y por supuesto, la ausencia de Veitía se siente pero, por supuesto, no es solo eso.

De las condiciones del Cerro Pelado mejor no hablar; de esos gimnasios, de esas pistas salieron excelentes judocas ¿para qué referirnos al estado en que están actualmente si es conocido por todos?

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos

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