Dispuesto a “corregir distorsiones y reimpulsar la economía” de oriente a occidente de Cuba, el gobernante Miguel Díaz-Canel se detuvo este jueves en el Consejo Popular de Jamaica, en Guantánamo, donde “dialogó” con los pobladores y les regaló una de sus últimas perlas.
Enfrascada en trasladar a la población la consigna de que sus problemas se resolverán en función de sus esfuerzos y aportes a la economía, la cúpula del régimen cubano anda de gira por la Isla, soltando en cada pueblo la idea de que son las autoridades locales las responsables de que no haya escasez de alimentos y demás problemas que angustian a la población.
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“No podemos esperar a que nos quiten el ‘bloqueo’. Tenemos que salir nosotros mismos trabajando y produciendo para poder tener cosas que repartir”, dijo el gobernante, rodeado de escoltas, periodistas y una decena de los más de 10 mil vecinos de Jamaica.
Para conseguir “repartir cosas” entre los cubanos, el gobierno comunista de Díaz-Canel está muy atento a las exitosas “iniciativas” que han visto en otros municipios, con el fin de promoverlas en otras localidades con autoridades menos imaginativas.
“Hay colectivos de trabajo que hacen las cosas mejor. Estamos tratando de extrapolar esas experiencias para que entonces los lugares con problemas se inspiren en esas experiencias y las experiencias buenas se vayan multiplicando, lo malo deje de ser malo y al final todo funcione”, arengó el también primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC).
El Dr. Díaz-Canel aspira a que “lo bueno” no sea “lo excepcional”, sino la norma de su "sistema de gestión del gobierno basado en ciencia e innovación para el desarrollo sostenible".
Pero esa aspiración no es una responsabilidad por la que su gobierno tiene que rendir cuentas. No; la responsabilidad es local. “Para eso tenemos que tener participación popular y cultura… (inaudible)”, indicó el gobernante, según el video difundido por TVSolvisión.
“¡Hay que sembrar caña! ¡Hay que sembrar comida!”, instruyó el líder de la llamada continuidad, aclarando que tan peculiar sembrado era “para venderle comida a los trabajadores para que, a su vez…”.
No terminó la frase el inquilino de Palacio, porque para leer su pensamiento están las autoridades locales, primeras responsables de “sembrar comida y venderle a los trabajadores para que, a su vez…”.
“Yo creo que en este municipio, con la cantidad de tierra que hay, como son ustedes de gente, trabajando aquí… aquí de inmediato podemos empezar a tener más comida. Si tenemos más comida bajan los precios. Si bajan los precios [aplausos y vítores de un puñado de seguidores] empiezan a tener más... Y si bajan los precios, el salario empieza a tener más poder adquisitivo y todo el mundo empieza a prosperar”, dijo el estratega de la “resistencia creativa”.
Tras la breve arenga del gobernante, la comitiva fue a “visitar un restaurante” para, después de esa instructiva visita, reunirse “con los cuadros del municipio y con los cuadros de otros municipios de la provincia, porque, cada vez que vamos a un municipio, lo que vemos en el municipio lo compartimos con los demás. Para que todo el mundo se sintonice y estemos vibrando en la misma… en la misma…(inaudible)”.
“Entonces el tema es que compartamos todo eso entre todos nosotros. Y en eso nos estamos enfocando para poder seguir adelante… Muchas gracias a todos… Muchas gracias por el cariño, pero confiamos en ustedes para salir para adelante”, insistió Díaz-Canel en Jamaica, un localidad guantanamera donde uno de sus residentes lo recibió con el típico gorro de los rastafaris y expresión de "¿qué dice este?".
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