Al gobernante Miguel Díaz-Canel le preocupa, y mucho, las informaciones de la prensa independiente y los comentarios de la sociedad civil sobre el nefasto “paquetazo” de medidas económicas que intenta imponer el régimen cubano.
Así lo manifestó este martes durante una reunión de trabajo con miembros de la Contraloría General de la República y el Sistema Nacional de Auditoría en la que se refirió a presuntos planes del “enemigo” para dar al traste con las medidas para “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”.
En ese sentido, hizo un llamado a contrarrestar “la enorme estrategia de comunicación del enemigo centrado en desmontar las medidas, demonizarlas, sembrar desaliento, desesperanza, para que no haya confianza en las medidas y para que haya una ruptura de la población con la revolución”.
Según Díaz-Canel, el objetivo de esta presunta campaña de un supuesto enemigo es conseguir “el anhelado estallido social que han estado diseñando en todos estos años”. Es decir, si los cubanos manifiestan su malestar, es culpa de una “campaña mediática del enemigo”, no de la realidad construida por el régimen cubano.
“Hay que estar convencidos de por qué debemos defender estas medidas económicas, porque las tenemos que ampliar, aunque son complejas, todas tienen riesgos. Porque si uno no las entiende, uno no las va a defender”, explicó Díaz-Canel a los (en teoría) auditores de su gestión al frente del gobierno.
Mientras el gobernante sigue adelante con sus recorridos por el país y reuniones como las de este martes, el “paquetazo” de medidas anunciado a finales del año pasado duerme el sueño de los justos, congelado por misteriosas razones que el régimen esgrime en una confusa y torpe narrativa.
Un supuesto virus informático que afectó a los terminales de venta de la Corporación CIMEX paralizó la entrada en vigor de la subida del precio de los combustibles. Al parecer, el mismo virus paralizó la entrada en vigor de otras subidas de precios, y provocó la defenestración de tres ministros, incluido el de Economía y Planificación y el de la Industria Alimentaria.
Ya de paso, el virus del “enemigo” sigue imposibilitando que los destinatarios de remesas en Cuba puedan cobrarla, porque el sistema informático de FINCIMEX, afectado con esta tragedia nacional, tiene un comportamiento extraño: deja ingresar las remesas que envían los remitentes, pero no deja cobrarlas a los cubanos.
A todas estas, con el “paquetazo” en stand by y con el gobierno inventando excusas, elipsis y silencios para explicar su “marcha atrás”, el líder de la llamada “continuidad” avisó que “pueden salir críticas a las medidas”, pero también “pueden salir nuevas medidas”.
No descansa Díaz-Canel. El desvelo por el sufrimiento que padece una población hambreada, sin luz, agua ni servicios públicos, empobrecida por la inflación, desmotivada, exhausta del mismo gobierno durante más de seis décadas, de sus consignas y propagandas; ese desvelo le desempaqueta el “paquetazo”.
“El sistema de gestión del gobierno basado en ciencia e innovación para el desarrollo sostenible en Cuba”, tema de la tesis doctoral del gobernante, concibió un “paquetazo” nonato y el régimen corre ahora como pollo sin cabeza por provincias y municipios intentando convencer a los cubanos de que ellos, los mismos que después de 60 años han conseguido este nivel de destrucción económica y social, saben cómo arreglarlo.
Lo que pasa que el “enemigo” y sus malditas “campañas mediáticas”, junto al nivel del agua en el Canal de Panamá, las "altas transferencias", la congelación de los ríos en Canadá y la “salación” que les persigue por culpa del “bloqueo”, no les deja avanzar. Pero Cuba avanza, dicen.
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