El “movimiento de cuadros” iniciado por Miguel Díaz-Canel no afectó al ministerio de Energía y Minas (MINEM), ni a la Unión Eléctrica de Cuba (UNE), entidades estatales que, a pesar de su evidente crisis e ineficiencia, se han vuelto protagonistas de un nuevo plan del gobernante.
Así quedó manifiesto en la última reunión organizada en Palacio, en la que Díaz-Canel expuso su estrategia para la “transición energética en Cuba” en videoconferencia con empresarios de los territorios.
Según el gobernante, un equipo con representación de diferentes entidades estatales y expertos de las universidades “trabajan en una propuesta de nueva política para la transición energética y su marco regulatorio”.
El objetivo, explicó, es que Cuba alcance a generar el 29 por ciento de la electricidad a partir de las fuentes renovables de energía (FRE) para 2030.
Según expertos de Cubaenergía, entidad perteneciente al ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, el 95% de la matriz energética cubana se basa en combustibles fósiles y el 5% en energías renovables (datos de abril de 2021).
La estrategia de Díaz-Canel supone entonces un notable incremento de casi el 25% de presencia de las FRE en la matriz energética de la Isla. Y nada menos que en un plazo de seis años.
“Es cumplible y se está haciendo para ello”, aseguró en la reunión de este sábado el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, según recogió el sitio de Presidencia de Cuba.
Por su parte, Díaz-Canel hizo énfasis en la eficiencia energética y el cambio en la matriz de generación para superar la dependencia de los combustibles fósiles, a cuya compra el Estado destina una parte importante del presupuesto.
“Tenemos que importar altas cifras de combustibles, y en la medida que vayamos resolviendo el tema energético dispondremos de más divisas para otras cosas que hoy están subordinadas prácticamente al combustible que se adquiere para la generación eléctrica, lo cual no permite apoyar los procesos productivos”, indicó.
A pesar de la lógica primaria de su estrategia, sus ambiciones son todavía mayores. Para la década de 2030, Cuba debe alcanzar el cien por ciento de generación con base en las fuentes nacionales de energía (FNE), es decir, petróleo crudo y gas acompañante.
En esa década, las FRE deben alcanzar también el 50% de aporte a la matriz energética nacional, lo cual, sumado a la anterior, hará que el régimen cubano alcance el cien por ciento de la soberanía energética.
La meta final del gobierno de la “continuidad” es que para 2050 Cuba haya completado la transición energética, y sea capaz de producir el cien por ciento de electricidad con fuentes renovables de energía.
“Se trata de un tema muy necesario para el país, y además un tema muy actual”, subrayó Díaz-Canel en una reunión similar celebrada a mediados de septiembre pasado, en la que el también primer secretario del Partido Comunista alertó que este cambio de paradigma se está produciendo a nivel mundial, impulsado desde conceptos neoliberales, por lo que Cuba tenía el desafío de interpretar y asumir esas transformaciones desde la perspectiva de la construcción socialista.
No hubo “movimientos de cuadros” en la UNE ni en la dirección del MINEM. En Cuba siguen ocurriendo prolongados y frecuentes apagones, pero también prolongadas y “fructíferas” reuniones en los salones climatizados de Palacio para analizar, proponer y “avanzar”... tal y como entiende el avance la “continuidad” del régimen totalitario comunista.
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