El sacerdote cubano Alberto Reyes, de la diócesis de Camagüey, llamó a sus compatriotas a desprenderse de un Estado que presume de dadivoso y que cada vez más los sumerge en una vida miserable.
El Padre Reyes, fuerte crítico del régimen, compartió en Facebook un texto en el que explica uno de los métodos del régimen para mantenerse en el poder: el paternalismo, que calificó como destructivo y malévolo.
El párroco aseguró que el paternalismo inutiliza al individuo, lo convierte en un ser pasivo y dependiente que cree que se lo merece todo y que cuando no lo recibe, solo se queja, en vez de reclamar su derecho a abrirse camino por la vida sin tener que depender de nadie.
"Como pueblo, no supimos verlo venir, o no quisimos verlo", dijo Reyes, quien llamó a los cubanos a recuperar la capacidad de autodeterminación, de decidir qué quieren hacer, cómo quieren vivir y luchar por ello, sin someterse a modelos impuestos.
A continuación, CiberCuba comparte el texto íntegro de la publicación:
"He estado pensando… (LVIII) por Alberto Reyes Pías
He estado pensando en la 'despaternalización'
Dentro del universo de lo que parece bueno, pero no lo es, una de las joyas de la corona es el paternalismo: 'yo te asumo, te sostengo, me ocupo de ti'. Como teoría parece incluso tierno, pero es destructivo y malévolo.
Para empezar, el paternalismo te anula, te inutiliza, te convierte en un ser pasivo y dependiente, con el agravante de generar una persona en la que se unen el espíritu de merecimiento y la mendicidad: 'me merezco… el estudio gratis, la salud gratis, la canasta básica subsidiada…' pero, como dependo de los cuidados de papá Estado, me siento a esperar a que me den y, cuando no llega, o lo que llega es una bazofia, a lo más me quejo de los 'incumplimientos', cuando en realidad debería reclamar mi derecho a abrirme camino por la vida sin tener que depender de nadie.
Por otra parte, nada en este mundo es neutro, y el paternalismo no es la excepción. Si lo analizamos fríamente, el paternalismo sería un espectro del cual huir, porque ¿qué beneficio puede traer hacer al otro dependiente, y colgármelo del cuello como un peso perenne, cuando lo más lógico sería quedar libre para tener que ocuparme de los realmente vulnerables?
Pero el paternalismo es un arma de dominio y sumisión. Desde discursos de amor nos hace dependientes, para poder usarnos luego como soporte de su poder.
Como pueblo, no supimos verlo venir, o no quisimos verlo, pero no tiene sentido ahora entrar en esos discursos. No son tiempos de quejas sino de soluciones, y es momento de mirar la propia vida y la de nuestros hijos para empezar a recuperar lo que nos fue quitando, y enseñar a nuestros hijos a crecer en una mentalidad diferente.
Porque hay mucho que recuperar.
Necesitamos recuperar la educación, que se nos quitó cuando se nos deslumbró con el ejemplo del 'proletario', del hombre 'de pueblo' alejado de comportamientos 'burgueses' como ir aseado, hablar correctamente, tratar al otro con cortesía, respetar el criterio diferente…
Necesitamos recuperar los valores que nos enseñaban a distinguir el bien del mal y no sometían el bien a criterios ideológicos.
Necesitamos recuperar la capacidad de autodeterminación, de decidir qué queremos hacer, cómo queremos vivir, y luchar por ello, sin tener que someternos a modelos impuestos.
Necesitamos recuperar la verdad, y perder el miedo de 'desadoctrinar' a nuestros hijos, y enseñarlos a cuestionar los discursos ideológicos que reciben en la única instrucción escolar a la que tienen acceso.
Necesitamos recuperar el protagonismo cívico, ese protagonismo estudiantil, universitario y obrero que tanto se ensalza cuando se habla de la generación que se opuso protagónicamente a la dictadura de Batista y tanto se demoniza cuando esas mismas actitudes se muestran contra la dictadura presente.
Necesitamos recuperar la fe, la Navidad, la Semana Santa, la presencia de la Iglesia en la vida de este pueblo.
Necesitamos desprendernos de un Estado que presume de dadivoso y cada vez más nos sumerge en una vida miserable mientras nos sigue invitando a esperar pasivamente lo que nunca pretendió darnos, lo que nunca nos será dado".
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