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El espaldista Pedro Medel, quien hoy vive en Barcelona y es copropietario del club de natación ONADES, fue uno de los últimos nadadores con el que conversé en mi carrera en el Noticiero Nacional Deportivo.
Yo abandoné la delegación cubana al concluir el Mundial de Barcelona en el 2013. Inicio una nueva vida dejando detrás familia, amigos y todo lo que traía consigo una decisión como la que había tomado. Desde entonces, 11 años después sigo en esta maravillosa ciudad que me abrió las puertas.
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Después de dedicarme por 7 años al sector del fitness y entrenamiento personal, me decido a fundar el ONADES en el que trabajo con mi compañera Vanesa Pytel, neuróloga doctorada, con varios másters y experta en las técnicas de neuromodulación cerebral no invasiva que utilizamos en la clínica que trabajamos.
Yo me encargo de la parte del entrenamiento, readaptación física y motora. Con estas técnicas tratamos de cambiar la actividad cerebral y adentrarnos en los síntomas de muchas enfermedades: depresión, fibromialgia, Alzheimer, entre otras. También las utilizamos para tratar las lesiones y mejorar el rendimiento deportivo.
Cada vez que encuentro por el mundo un cubano que esté consiguiendo sus propósitos siento una gran satisfacción. Fue una decisión muy difícil que tomó en aquel entonces el joven de 21 años y que hoy ve coronada por el éxito.
Pero ¿quién es Pedro Medel, cuáles son sus orígenes?
Provengo de una familia humilde: mi papá Walberto, obrero y mi mamá, María, ama de casa. Fueron ellos junto con mi tía, mis primos y hermana quienes siempre me empujaron a ser mejor y a no bajar los brazos; mi agradecimiento hacia ellos es eterno, son mis ídolos y el vivo ejemplo de que siempre se puede ser mejor.
Comencé en la piscina del municipio granmense de Niquero, pueblo del que soy natal. En aquella época recuerdo era obligatorio escoger algún deporte. En la Primaria, la mayoría de mis compañeros jugaban béisbol pero yo, por problemas de asma, me fui a la piscina donde ya entrenaba mi hermana Sara.
Te aclaro que la “piscina” era un embalse de agua que pertenecía al central “Roberto Ramírez” de Niquero, que con el esfuerzo de todos fue convertida en piscina para el disfrute de niños y jóvenes. Lamentablemente estuve allí hace dos años y de eso nada queda.
Es muy triste ver cómo hemos dejado perder instalaciones deportivas a lo largo y ancho del país que eran la base que sustentaba los buenos resultados del alto rendimiento. Desafortunadamente no es solo la piscina de Niquero.
Entonces ¿te decidiste por la natación?
Pues sí y ¡qué bueno que fue por esa etapa! A los 8 años participo en la Copa Radio Bayamo, quedo segundo en los 25 metros y recibo la oportunidad de irme becado a la capital granmense. Ahí comienzo a tomar más en serio la natación pues mis opciones de futuro en mi pueblo se limitaban al central azucarero donde trabajaba mi padre o ser profesor de primaria.
¿Cuándo llegas a La Habana?
Al tercer año de estar en Bayamo me seleccionan para ir al centro de alto rendimiento “Marcelo Salado” en la capital, donde cursé las categorías infantiles y juveniles de la mano de David Del Cueto, quien me formó y se convirtió en un padre adoptivo para mí.
Con el decursar de los años tuve muy buenos compañeros y amigos… ¡familia que la natación me regaló! y con quienes sigo en contacto hasta el día de hoy, mis hermanos de batallas Santiago González y Julio Carrillo quienes formaron parte también de la selección nacional.
¿Con quién alcanzas marcas que te sitúan entre finalistas de grandes eventos, fue con la profe Lulú?
A los 15 años entro en la selección nacional nadando combinado, sin saber que estaba allí por el estilo espalda. Llego siendo el quinto de 5 espaldistas que había en el momento. Entrenábamos en la “Marcelo”.
Ese año gano varias medallas, entre ellas las de los Juegos del Alba que me dieron la clasificación para los Panamericanos de Río, donde termino noveno en los 200 metros espalda.
A partir de ahí me entrenó Luisa María Mojarrieta, LuLu, y a mí me catalogaban como atleta estratégico. El resto de mi carrera estoy bajo su égida. Todo lo que logré en la natación y muchas de las cosas que aprendí en la vida se las debo, tanto lo bueno como lo malo; al final del día ambos estábamos aprendiendo en el proceso.
¿Era Falcón para ti fuente de inspiración, el verlo a diario significó algo en tu carrera?
Tanto Rodolfo Falcón como Neisser Bent, de quien poco se habla por cierto, fueron indiscutiblemente fuente de inspiración para aquella pléyade joven y soñadora en la que me incluyo. Sus medallas, plata y bronce, en Atlanta 96, nos halaban hacia mayores logros. Era algo Impresionante. Porque no era sólo el resultado olímpico sino su paso por tantas albercas del mundo, en Mundiales, Panamericanos y otros eventos del máximo nivel.
Era a la vez una tremenda presión, había que nadar… ¡bien o bien! esforzarse al máximo y a mí me gustaba la presión pero no la obligación que era lo que teníamos.
Yo recuerdo que muy pocas veces ustedes entrenaban como Dios manda. El gran Vladímir Salnikov, campeón olímpico soviético, en una visita a la piscina de la “Marcelo” metió el pie e inmediatamente lo retiró, se volvió a poner la bata y se alejó. Era una mañana fría y el agua era un témpano. En la piscina nadaban Mayito González y Rodolfo Falcón, muy niños aún.
¿Qué recuerdas de aquellos tiempos?
Sí, esa anécdota era famosa y es que había épocas en las que si hacía calor, la piscina era un caldo y si había frío era hielo; muy complicado entrenar cuando también faltaba cloro o la instalación se estaba cayendo a pedazos.
Y era que cuando no faltaba una cosa faltaba la otra, dentro de una lista interminable de problemas… había que entrenar Sí o Sí y no teníamos derecho a decir que estabas cansado o, sencillamente, que no puedes más. Era usual que te dijeran. “esto es lo que hay, sino pide la baja y vete para Niquero” (palabras literales)
Eran cargas de entrenamiento brutales con tiempos de recuperación cortos que me impidieron por casi 4 años bajar mis marcas hasta llegar al 2012, cuando además de romper el récord nacional en 50 metros espalda, 25 segundos 65 centésimas (el anterior era de Falcón, 25,88) logro mi clasificación olímpica para Londres pues alcancé las marcas B en los 100 y 200. Sabes que los 50 espalda no es una especialidad olímpica .
¿Qué te trajo Londres?
Yo había competido en el 2008 en Beijing y a mis 16 años cronometré 2 minutos 1 segundo 32 centésimas, válidos para el lugar 34. Esa marca me colocaba en el tercer lugar del ranking mundial juvenil de ese año.
El 2012 me trajo algunas competencias previas a la cita olímpica. En la XXV Copa Marcelo Salado de Natación establecí dos marcas B en 100 y 200 espalda (como ya te dije anteriormente) y es donde rompo el récord a Falcón. Quedo séptimo en el Gran Premio Ciudad Barcelona, Circuito Mare Nostrum en 50 metros, 26.07 y noveno en 100m, 55.74.
Continuando con el circuito, me impongo en los 200 del torneo francés de Canet, 2.00.34 minutos y ya en Londres tengo una discreta actuación en 100m estilo espalda con un tiempo de 55.44 segundos, quedando en el puesto 34; y en 200m estilo espalda en el lugar 27 con dos minutos cinco centésimas. Me quedé a 16 centésimas de la plusmarca nacional de Rodolfo Falcón que era de 1,59, 90. Me equivoqué en los 150 metros y ahí se me fue el record. Por esto fui sancionado.
¿Sancionado?
Sí, en nuestro deporte existían las llamadas progresiones, tiempos que había que ir cumpliendo. Además decían que yo con 21 años era un viejo.
Así las cosas cuando regreso de Londres tuve que pasar la previa del Servicio Militar junto a un grupo de judocas y voleibolistas monstruos jajajaja. Entre ellos estaba Wilfredo “el Rey” León que hoy compite por Polonia.
Entonces, saliendo de la previa, yo estaba en buena forma y me gané asistir al Mundial de Curso Corto en Estambul, Turquía y resulta que me lo impidieron por la sanción antes mencionada, por no haber cumplido la progresión de marras ¿puedes creerlo?
Total, como el mejor era yo, el “viejo” le ganaba a todos, tuvieron que enviarme al Circuito Mare Nostrum y luego al Mundial, donde deserto en el 2013.
¿Qué te parecen los Juegos Olímpicos?
Los Juegos Olímpicos son el espectáculo supremo de la realización humana, de todo lo vivido en mi carrera son lo más especial sin ninguna duda; tengo muy buenos recuerdos que quedaran siempre en mi memoria… es válido darle la importancia que tienen, solo el hecho de participar ya te hace entrar en el Olimpo del deporte, siempre voy a estar orgulloso de eso.
¿Para ti, los mejores espaldistas del mundo?
La natación ha evolucionado mucho en estos tiempos, hay muchos nadadores jóvenes que vienen apretando fuerte; imposible no hablar del gran Ryan Murphy de Estados Unidos o el italiano Thomas Ceccon que está llevando la espalda a otro nivel.
¿Qué crees de la situación actual de la natación, el deporte en general y Cuba?
Cuba… ¡tema complicado! Cuba nos duele a los cubanos, tanto a los que están allí como a los que nos fuimos y es que por muchos años y leyes que pasen... ¡seguiremos siendo cubanos!
Sería lindo el poder contarles a nuestros hijos y nietos que venimos de un país único, especial, donde hay gente buena y valiente, donde el guajiro le llama cutara a la chancleta y el habanero omite la R, pero desgraciadamente hasta que no haya un cambio donde lo tiene que haber esto no será posible y seguiremos recordando con dolor lo que tuvimos que dejar detrás.
Sencillo: “¡¡¡Cuando un pueblo emigra, sus dirigentes sobran!!!” José Martí.
Me retiro a los 21 años, en el 2013, poseedor aún del récord nacional en los 50 espalda y luego de haber participado en dos versiones olímpicas, otras dos citas continentales y cinco Campeonatos del Orbe. A mis 32 años miro atrás y me siento orgulloso de lo que logré, el camino que recorrí y todo lo que aprendí.
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