El gobierno cubano incrementó el precio de las balitas de gas licuado que compran un millón 700 mil clientes en el país.
Los clientes que antes pagaban 180 CUP por la balita de gas, pagarán a partir del 1 de marzo 225 pesos cubanos por 20 libras de gas licuado, lo que representa un incremento del 20% del precio de este producto.
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Previo a la entrada en vigor del “ordenamiento económico” en Cuba, en enero de 2021, la empresa estatal Unión Cuba-Petróleo (CUPET) anunció que subiría el precio del gas licuado de 110 a 213 pesos.
Sin embargo, en marzo de 2021, el conocido como “zar de las reformas”, Marino Murillo Jorge, admitía que el descontento de la población con la medida obligó a rectificar al gobierno de Miguel Díaz-Canel, y a fijar el precio de la balita de gas en 180 pesos cubanos.
Sin haber subido los salarios, con la inflación disparada y con la moneda cubana mucho más devaluada que hace tres años, el mismo gobierno decide ahora volver a subir el precio del gas licuado. Y lo sitúa no en los 213 CUP de sus cálculos de 2021, sino en 225 CUP.
“El gas licuado es otro de los productos que sube el precio”, reconoció este lunes en la Mesa Redonda el ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy. “Esto es una manera muy eficiente de cocción, que ahorra combustible en la electricidad, pero el GLP [gas licuado] en Cuba es totalmente importado”.
Según el ministro, el gas licuado es una fuente de energía con precios subsidiados en Cuba. El incremento del 20% de su precio (45 CUP) no busca otra cosa que eliminar un subsidio que el Estado no puede seguir manteniendo por las dificultades financieras que implica “el bloqueo”.
“Esto es un producto que está subsidiado. Y ese es el objetivo fundamental que se busca con la subida de precios. Que tampoco es nada... son 45 pesos. Se sube la balita de 180 pesos a 225 pesos. Y ya con esos 45 pesos se elimina el subsidio”, dijo satisfecho De la O Levy, citando a Raúl Castro y su reciente llamado a solucionar los problemas del país con “inteligencia propia”.
El titular de Energía afirmó que “hoy el problema fundamental que nosotros tenemos es la balita de gas” y señaló que su ministerio paga 6 dólares con 96 centavos por cada balita de 10 kilogramos de gas licuado (a precio de mercado internacional).
“A eso hay que ponerle [sumarle] el costo de la balita que se produce nacionalmente. Pero, para producir la balita nacionalmente, hay que importar la válvula. Hay que importar los aceros. Hay que importar todo el material de soldadura. Hay que importar las pinturas. Y después hay que comercializarlo. Y la comercialización es por carretera. Son camiones, son neumáticos, son baterías, combustibles. Ahora mismo CUPET tuvo que comprar 20 camiones para poder suministrar las balitas”, enumeró el ministro.
Pero los números no cuadran en el discurso del dirigente, que afirmó una y otra vez que la subida de 45 CUP en el precio de la balita de gas venía a eliminar el subsidio de este producto. Si el precio de 10 kg de gas que paga el Estado es de 6.96 USD (al que hay que sumarle los otros costes), y el precio de la balita que paga el cliente es de 225 CUP, la subida de 45 pesos no elimina el subsidio.
Para que no fuera subsidiada, la balita de gas licuado tendría que oscilar entre los 860 y los 1,800 CUP aproximadamente, teniendo en cuenta la tasa de cambio oficial y la del mercado informal en Cuba.
Sin embargo, De la O Levy insistió en que “el objetivo de subirle 45 pesos a la balita de gas es eliminar el subsidio”.
“De todas formas, hay personas que les va a ser difícil quizás enfrentar ese crecimiento. Que tendrán un tratamiento, que se irá explicando. Porque estos son temas que se continuarán. Se seguirá dando información constantemente y se seguirá perfeccionando. Porque nosotros estamos construyendo esto con todas las opiniones del pueblo también”, acotó el ministro.
Por su parte, el ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, insistió en la gradualidad de la implementación de las medidas relacionadas con el incremento de los precios de la electricidad y el gas licuado, “para evitar la confluencia de impactos que puedan tener sobre una misma familia o individuo”.
En ese sentido, insistió en el tratamiento especial que se le dará a las personas o núcleos vulnerables para poder afrontar los incrementos de precios, algo que "se está haciendo de conjunto con trabajadores sociales, organismos de asistencia social y otras entidades del gobierno".
“Esto es importante ratificarlo, porque, es una forma de implementar toda esa transformación de los subsidios generales a productos y servicios, a subsidios a personas que realmente requieran una atención diferenciada conforme a su capacidad, a su poder adquisitivo”, subrayó Regueiro Ale, otro ministro de Díaz-Canel movilizado para adoctrinar a la población en la última ocurrencia de “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”.
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