El sacerdote cubano Alberto Reyes, fuerte crítico del régimen castrista, compartió un texto en sus redes en el que propone a sus compatriotas cómo actuar en el año que acaba de empezar, tras constatar que al gobierno no le interesa el sufrimiento del pueblo.
El P. Reyes, de la diócesis de Camagüey, recordó que en 2023 aumentaron tanto la crisis y el desespero por emigrar como la apatía del gobierno, y señaló que no hay motivos para pensar que en 2024 las autoridades harán algo para aliviar la agonía de la gente.
No obstante, él asegura que por muy difícil que sea la situación personal y social, cada vez que se inicia un año lo usual es tener al menos un resquicio de esperanza en "algo mejor", y llama a poner la apuesta en lo mejor de cada uno.
A continuación, CiberCuba comparte el texto íntegro de la publicación, publicada en su perfil de Facebook:
"He estado pensando… (LVI) por Alberto Reyes Pías
He estado pensando en las apuestas para el año nuevo
Por muy difícil que sea la situación personal y social, es frecuente tener al menos un resquicio de esperanza en 'algo mejor' cada vez que se inicia un año. El 2023 ha sido duro, con un in crescendo continuo no sólo en la dificultad de adquirir lo necesario para vivir sino en la cantidad de emigrados y el desespero por emigrar y en la apatía del gobierno, que cada vez ignora más el día a día de este pueblo mientras moviliza sus energía hacia el control y la represión.
No tenemos ningún motivo evidente para pensar que en el 2024 los órganos de gobierno de este país harán algo para aliviar la situación agónica de la gente, y menos aún harán nada que conduzca a un cambio en la situación general de la isla que solucione el estancamiento social que padecemos.
Desgraciadamente, nuestros gobernantes, o son ciegos, y no ven la realidad que los circunda; o son torpes, y ven, pero no entienden; o han permitido que entre en ellos la maldad, con lo cual, ven, entienden, son conscientes del sufrimiento de este pueblo, pero no les importa, y han elegido eternizarlo, asumiendo literalmente el esquema de esclavistas y esclavos.
Estamos solos, esa es nuestra realidad. Nos tenemos a nosotros mismos y a Dios, al cual no podemos mirar como el botón mágico que puede cambiar las cosas. Dios trabaja en equipo: alienta, fortalece, ilumina, da esperanza, pero no suple nuestra parte. Además, no olvidemos que fuimos nosotros los que nos metimos en esto, fuimos nosotros los que le dimos la espalda y nos vendimos a los ídolos, pero no tiene sentido lamentarse ahora. Sólo nos queda pedir perdón, volver el rosto a Dios y aprender, para que esto no vuelta a repetirse.
¿A dónde mirar, pues, en este año nuevo que empezamos? ¿Dónde poner nuestra apuesta? En nosotros, en lo mejor de nosotros.
Porque la escasez es omnipresente, pero eso no nos impide compartir y hacer causa común con el que tiene menos.
Porque las personas que están importando bienes que necesitamos están asumiendo riesgos muy altos y tienen que pagar impuestos elevados, pero pueden elegir obtener una ganancia justa y no lucrar con las necesidades de sus propios hermanos.
Porque cada uno de nosotros tiene ya bastante carga sobre sus hombros, pero podemos proponernos acompañar y tender la mano a aquellos que se han quedado solos, y a los que la ancianidad o la enfermedad han vuelto vulnerables.
Porque si alguien alza la voz puede ser acosado y reprimido, pero podemos intentar no dejarlo solo, conscientes de que “se puede reprimir a una persona, en un lugar, en un momento, pero no se puede reprimir a todos, en todas partes, en todo momento”.
Porque la fe es un don y una opción personal, pero podemos ayudar a otros a encontrarse con el Dios de la esperanza, con el Dios que fortalece nuestros pasos hacia la conquista de lo que hoy es horizonte.
El cambio no empieza con una manifestación ni con una declaración pública. El cambio real empieza cuando el corazón decide dejar entrar el bien y el deseo de verdad y de justicia. El cambio real empieza cuando asumimos al otro como a un hermano, y tomamos la firme decisión de buscar para todos el bien y de no ser nunca cómplices del mal.
Que este 2024 saque lo mejor de nuestra alma".
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