Hace 50 años, Basilio José Mazor secuestró un avión de Aerolíneas Argentinas y lo desvió a Cuba, país donde reside desde entonces, pero cada vez con peor calidad de vida.
Este pirata aéreo argentino hace unos meses fue víctima de dos infartos cerebrales que afectaron su movilidad y capacidad de comunicación. Se encuentra postrado en su hogar de Artemisa, a 66 kilómetros al oeste de La Habana. Su hijo busca que regrese a la Argentina para garantizarle calidad de vida en su etapa final.
Secuestro del vuelo 558 de Aerolíneas Argentinas
Infobae publicó un reportaje detallado sobre el secuestro del vuelo 558 de Aerolíneas Argentinas, ocurrido el 4 de julio de 1973, definiéndolo como "el más olvidado de esa década en la Argentina".
La historia de Basilio José Mazor se remonta a ese día cuando, con 24 años, secuestró el avión desviándolo hacia La Habana, bajo la amenaza de hacer estallar una bomba plástica.
Era empleado municipal de la ciudad Pergamino y llevó a cabo él solo, sin cómplices, la arriesgada acción de piratería aérea. Portaba únicamente una escopeta de dos caños recortados, escondida bajo su poncho con motivos incaicos.
La odisea del vuelo incluyó dos escalas, demoró 19 horas y dejó marcadas las vidas de los 74 pasajeros y 6 tripulantes.
En el rapto del avión, Mazor exigió dinero al gobierno argentino para el Hospital de Niños y la Comisión de Lucha contra el Mal de los Rastrojos. Durante el secuestro, reveló que pertenecía a una nueva fracción del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), pero eso nunca pudo demostrarse.
Después de hacer dos escalas, el avión llegó a La Habana y poco tiempo después regresó a Argentina, pero Mazor, que quizás imaginó ser recibido como un héroe, fue encarcelado en Cuba.
¿Quién era Basilio José Mazor antes de secuestrar el avión?
Su vida antes del secuestro incluye un paso por el servicio militar en Esquel, donde se destacó por su astucia y velocidad. Sus compañeros recuerdan las artimañas que hacía para eludir las actividades físicas y cómo logró ser trasladado a la enfermería utilizando un ingenioso método para simular fiebre.
Mazor tenía una vida en Pergamino junto a su familia, pero sus acciones lo llevaron por un camino diferente. Se casó con Mirian del Carmen Barbera y tuvieron un hijo, Basilio Mazor quien, a la edad de 15 meses, se vio separado de su madre después del secuestro del avión.
La familia abandonó Pergamino debido a varias amenazas y se dispersó, marcando la vida de Basilio hijo, quien creció sin sus padres, al cuidado de la abuela primero y en un orfanato después.
Hace pocos años padre e hijo lograron reencontrarse y mantienen una comunicación frecuente por vía online.
El pirata aéreo ahora es un anciano y sufre el abandono y la falta de recursos en Cuba. Su hijo quiere llevarlo a la Argentina, pero hay cosas que aún no están claras sobre este caso.
El avión regresó a Buenos Aires el 9 de julio de 1973 cuando Mazor fue detenido. Su vida posterior en Cuba incluyó un período en prisión que no ha sido especificado por las fuentes que se han referido al caso.
Tras salir de prisión, el gobierno cubano le dio al pirata aéreo una casa, trabajo como entrenador de fútbol y hasta una libreta de abastecimiento, como a todo cubano.
Mazor se casó dos veces más, tuvo dos hijas y nunca ha dicho ni una palabra sobre el secuestro del vuelo. El avión llevaba en su carga una gran cantidad de dinero de Argentina, 700 millones de pesos viejos, cuyo final nunca se supo.
La historia de este pirata aéreo, entre el pasado revolucionario y la realidad actual, continúa siendo un episodio intrigante y olvidado en la memoria colectiva argentina y completamente desconocido en la de Cuba.
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