Varios cubanos que fueron entrevistados en la calle respondieron con escepticismo, dolor y hasta se rieron cuando les preguntaron qué comerán en la noche del próximo 31 de diciembre.
En medio de la gravísima crisis que atraviesa el país, el medio independiente CubaNet conversó con gente de "a pie" acerca de la cena de fin de año, y constató que muchos no tendrán nada qué poner en la mesa.
"¿Cenar? Picadillo si pueden sacarlo de la carnicería, si te toca", dijo una anciana de 60 años.
"Este fin de año no podrán cenar nada, porque no hay nada", afirmó un joven.
Los entrevistados aseguraron que la carne de cerdo, que siempre estaba presente en la comida familiar cubana para despedir el año, ahora faltará en casi todas las casas debido a su altísimo precio, inalcanzable para quien vive de un sueldo.
"El sueldo mío no me da para comprarme una pierna de puerco, ni una libra, ni me da para comprarme un paquete de pollo. Yo gano 3,500 pesos. Si compro puerco no puedo comer arroz, si compro arroz no puedo comer nada", detalló una madre y abuela.
"No todo el mundo es el que tiene la posibilidad ahora mismo de comprar una carne de puerco, ni un pollo", aseveró un joven.
"El que pueda comerse un pedazo de carne de puerco a 500 pesos, pero el que vive de un salario no se la puede comer. Eso es más que triste", comentó la sexagenaria.
"Esto está duro como loco", aseveró un hombre.
Esta semana, un tiktoker cubano echó mano de la ironía para describir cómo se celebra la Navidad y el fin de año en Cuba, y aseguró que Papá Noel dijo que no irá a la Isla porque aquello "está muy malo".
Con amargura teñida de humor, Zequi Pérez concluyó que este año muchos compatriotas estará lejos de la celebración ideal, y recordó que "un pedazo de carne de puerco te cuesta un ojo y la mitad del otro".
A medida que se acerca el fin de año, se ha vuelto viral en redes sociales un texto que describe la triste realidad del pueblo cubano, sumido en una frustración generalizada que está destruyendo la familia cubana.
"Por cuestiones de necesidad se nos está apagando la alegría, ya no nos emocionan las celebraciones como lo es el fin del año, solamente deseamos poder comer algo a diario y agradecer por sobrevivir", expresaba el escrito.
"Ya no discutimos por quién le toca darle la vuelta al puerco, ya no vemos a los padres de la familia frente al asador tomando, disfrutando; ya no vemos a las mujeres en la cocina, a los niños jugando, ese olor que se desprende en el aire (...) Ya nos vemos los tamales sobre la mesa, el congrís y la ensalada, las yucas y el casabe, ni el tomate. Le dijimos adiós a los tragos, a la cerveza, al ron Havana Club", añadía.
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