Cubano con tatuajes de Díaz-Canel y el PCC vuelve a la carga: “En Cuba hay dictadura”

En un video en redes sociales, Pedro Miyares Vega se mostró arrepentido de haberse tatuado el rostro del gobernante en el pecho y dijo sentirse “traicionado como pueblo”. “Tú eres muy singao… tú y todos los tuyos”, dijo dirigiéndose a Díaz-Canel.


Este artículo es de hace 1 año

Pedro Miyares Vega, el cubano que se hizo viral luego de mostrar con orgullo sus tatuajes del rostro de Miguel Díaz-Canel y el logotipo del partido comunista, volvió a la carga contra el régimen en un reciente video en el que afirmó que en Cuba hay una dictadura.

En una encendida transmisión en vivo que subió a uno de sus varios perfiles en Facebook, Miyares perdió los estribos y arremetió contra el mandatario cubano, su gobierno y los cubanos revolucionarios que lo atacan por “decir la verdad”.


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Aquí tiene que existir otro partido y no el comunista de Cuba ese. Ya basta, ya lo que tienen aquí es tremenda dictadura. En Cuba lo hay es dictadura, porque es el único país donde las personas van presas por hablar. Eso está mal hecho”, subrayó enfático el hombre, que sin embargo se autoproclama defensor de la revolución y fidelista.

Minutos antes, había cuestionado la censura y la falta de libertad de expresión, e hizo alusión a los cubanos encarcelados por manifestarse en las protestas del 11 y 12 de julio de 2021, aunque eludió llamarlos presos políticos.

No obstante, Miyares condenó los muchos ataques que ha recibido en los últimos tiempos por, según él, expresar su forma de pensar, y exclamó: ¡Ya no aguanto una mentira más, métanme preso!”.

“Yo no estoy traicionando. Yo estoy diciendo la verdad y no me voy a quedar callado”, advirtió, al tiempo que calificó de mafia a la dirigencia del país y afirmó que “no aceptarán nuestras verdades nunca como pueblo, por eso nos dicen carneros”.

Dirigiéndose a Díaz-Canel y otros representantes del régimen, espetó: “Tú eres muy singao… tú y todos los tuyos (…) Díaz-Canel singao, si lo dijeron Lenier y El Micha, no lo voy a decir yo…”.

Casi fuera de sí, el hombre se mostró arrepentido de haberse tatuado el rostro del gobernante en el pecho y dijo sentirse “traicionado como pueblo”. Luego, afirmó que no se lo quitaba por no tener dinero para medicinas, si no, “le pegaba una plancha”.

Miyares despotricó contra los partidarios del régimen que lo han criticado y llamado “traidor”, “loco” y “demente”, y sostuvo que “los revolucionarios le hacen daño a los mismos revolucionarios”.

“Ahora nada más que hago una directa y salen todas las personas de los CDR a hacerme daño y a decir que yo no represento a nadie. Soy y seré revolucionario, pero no voy a aceptar esta política que están haciendo con nuestro país de la perestroika”, dijo, y aunque se declaró admirador de los cinco espías cubanos que estuvieron presos en EE.UU., señaló que después de su retorno a Cuba, el país “está acabándose”.

Están diciendo que si la contrarrevolución… pero están viviendo de los dólares”, denunció molesto, luego de revelar que casi no tiene comida en su casa.

“Llevo una semana comiendo pan porque el poco arroz que hay es para mis hijos”, confesó mientras mostraba el congelador de su refrigerador vacío, y contó que había pedido un terreno para trabajarlo y darle de comer a su familia, pero no lo ayudaron.

“Me han traicionado, me siento traicionado en este país”, lamentó Miyares, quien dijo haber invertido dinero propio para poder mantener en redes sociales más de 40 grupos y perfiles para combatir a la “contrarrevolución” y defender al régimen, labor de la que aseguró haber sido pionero desde que el PCC ordenó usar internet con esos fines.

Basta ya, que estamos pasando hambre, y mis hijos están flacos”, confesó en su controvertida transmisión, en la que lo mismo defendió el sistema socialista cubano que lo cuestionó de manera acérrima, a la par que a sus actuales representantes.

“A mí en cualquier momento me meten preso por decir mi forma de pensar”, aseguró, y recalcó: “Nadie sabe cuánto sacrificio he hecho por la revolución, pero llegó un momento en que no voy a callarme la boca porque los mismos revolucionarios son los que me han hecho daño a mí”.

Miyares aseguró que no terminará como su padre y hermano, que cumplieron misiones internacionalistas y murieron sin nada, pues nunca ningún dirigente del país los fue a ver para saber sus necesidades.

Muchos atribuyen las controversiales diatribas de Miyares a su estado mental -él mismo admitió que en la juventud se enfermó de los nervios-, y se sorprenden del giro que ha tomado su discurso, al pasar de ser un adorador incondicional del régimen a un crítico visceral.

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