El primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz se reunió con Javier Botín, un empresario español perteneciente a la conocida familia de banqueros, que mostró su interés en ampliar inversiones en la Isla.
“Sostuve cordial encuentro con Javier Botín, prestigioso empresario español con negocios en Cuba, quien ratificó el interés de ampliar las inversiones en nuestro país en áreas mutuamente beneficiosas, como el turismo, transporte y las energías renovables”, indicó este jueves el dirigente en sus redes sociales.
El menor de los hijos de Emilio Botín-Sanz de Sautuola García de los Ríos, banquero que hizo crecer la institución fundada por su familia, el Banco Santander, estuvo en La Habana explorando oportunidades de negocios con el régimen cubano.
Hermano de Ana Botín, quien fue nombrada presidenta de Banco Santander en septiembre de 2014 a la muerte de su padre, Javier gestiona la firma de asesoramiento JB Capital, pero siempre ha tenido mucho cuidado con los negocios que emprende, debido a la alta exposición pública y la reputación de su familia en el mundo empresarial y financiero español.
No obstante, desde la designación en octubre de 2019 del gobernante Miguel Díaz-Canel por parte del general Raúl Castro -hermano del dictador Fidel Castro-, el menor de los Botín ha venido manifestando interés público en participar de inversiones en Cuba.
Dueño de una “residencia vacacional” en Cuba, según un artículo de El Confidencial de febrero de 2019, Botín se enfundó en una guayabera blanca este jueves para sentarse a la mesa de negociaciones del Palacio de la Revolución.
Ya lo alertaba el artículo del citado medio: “Hace tiempo que Javier Botín tiene marcado en su agenda Cuba”. Escrito hace casi cinco años, la obsesión del empresario con Cuba parece una constante, pero el avance de sus proyectos lleva un ritmo que deja mucho que desear, al parecer por la “inseguridad jurídica” que campea en los predios del régimen cubano y su “cartera de inversiones”.
Acorde a lo publicado en febrero de 2019 por El Confidencial, por aquel entonces Botín llevaba meses intentando convencer a “un reducido número de inversores” de la oportunidad que significaba la “transición híbrida” del régimen que entronaba a Díaz-Canel como líder de la llamada “continuidad”.
Tal y como lo resaltó el medio español, Botín tuvo y tiene muy presente “la experiencia desarrollada por algunas sagas familiares españolas”, como los Escarrer, los dueños de la cadena hotelera Meliá, considerados unos expertos en hacer negocios “pese al contexto sociopolítico”.
El empresario, que se encontró en 2019 con el vice primer ministro Ricardo Cabrisas -de visita en Madrid para reunirse con el presidente español Pedro Sánchez- prefirió esta vez, casi cinco años después, desplazarse a La Habana para seguir intentando hacer la inversión de su vida.
“En el caso de Cuba, algunos de los mejores negocios empiezan a gestarse entre los hijos de la generación todavía en el poder. Ellos tienen la ambición que no tuvieron sus progenitores y la falta de idealismo político que empeñaron sus mayores”, resaltó El Confidencial en 2019.
Sentado a la mesa con la cúpula del régimen totalitario cubano, con los vientos a favor del nuevo gobierno formado por el socialista Sánchez, el menor de los Botín volverá a la carga para intentar llevarse un pedazo del pastel de Cuba, ese que está poniendo en venta los “herederos” del poder dictatorial de la familia Castro.
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