Un atleta cubano que llegó a Chile hace cinco años tras atravesar la selva, el desierto y hasta un campo minado, acaba de coronarse campeón de los Juegos Panamericanos en ese país en el decatlón.
Santiago Ford, de 27 años, ganó el martes la séptima medalla de oro para el país anfitrión, tras completar la última prueba, la carrera de los 1,500 metros. Al saberse ganador, se echó a llorar antes de coger una bandera chilena y recorrer la pista oyendo los aplausos del público.
Al faltarle unos metros para cruzar la meta aminoró la velocidad. Según relató al portal Olympics, en ese momento recordó todo lo que tuvo que pasar para llegar hasta allí.
"Mi mente fue atrás, fue al pasado, cuando yo estaba cruzando el desierto, caminando a las dos o tres de la mañana. Me paré porque se me vino a la mente todo ese sacrificio, todo ese frío, toda esa hambre que pasé, para hoy estar acá cumpliendo un sueño", subrayó.
Ford se fue de Cuba en 2018, tras cinco años en el equipo nacional de atletismo, con el que alcanzó el cuarto lugar en declatón en el Mundial Sub 18 de atletismo de Polonia en 2016. No le iba mal, pero no se sentía reconocido.
"Saqué cuarto lugar y pasó inadvertido, como si no hubiese pasado nada. En Cuba tienes que tener oro o plata para que te reconozcan y puedas llamar un poco la atención. Si no, no eres nadie. Es complicado", relató al portal Emol.
En septiembre de 2018 cogió un avión hacia Guyana para de allí seguir a Chile, un viaje tortuoso de más de seis mil kilómetros. En Guyana esperó 10 días para entrar a Brasil, y una vez allí atravesó la selva en camioneta para llegar a Manaos. Cogió entonces otro avión hacia Perú, donde tuvo que bajar todo el país por carretera.
"Estuve un día y medio atravesando Perú entero hasta llegar a Tacna. Estaba deshidratado, tenía hambre y el frío me tenía mal", narró.
La policía lo detuvo en una guagua y lo obligó a darle los únicos 20 dólares que le quedaban en la billetera; si no, lo deportaban. Con los otros 10 que tenía ocultos en la funda del celular logró seguir y llegar a la frontera con Chile.
Cruzó el desierto solo, a pie, siguiendo la línea del tren unas tres horas de madrugada. A cada rato se daba la vuelta a ver si venía alguna patrulla. Después se enteró que había pasado por un campo minado.
En Chile no lo tuvo nada fácil al principio. Tuvo la ayuda de dos entrenadores en diferentes etapas, mientras trabajaba como guardia de seguridad en una discoteca, hasta que no pudo aguantar ese ritmo. La llegada de la pandemia con la paralización de todas las actividades también lo afectó.
En 2021 compitió en el Nacional de Atletismo y se impuso en el salto tiple, triunfo con el que se hizo notar para optar por la ciudadanía chilena, que finalmente recibió en enero de este año.
"Fue épico llegar a Chile, esto fue un sueño que mantuve intacto desde el día cero. Gracias a todos los que me apoyaron en el proyecto de conseguir la nacionalidad para defender los colores de Chile", dijo en una ocasión.
En el país austral hizo su vida, se casó y tiene un niño que aún no tiene un año. Después de tanto sacrificio, se siente orgulloso y sabe que no ha sido en vano.
"Esta medalla tiene muchos nombres. Si me pongo a mencionarlos ahora no voy a terminar. Está mi esposa, mi hijo, mis padres, mis entrenadores. Gracias, Chile, gracias por la oportunidad de estar acá. Los dejé muy felices", subrayó.
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