El expolicía de Hialeah Rafael Otaño fue condenado a 66 meses en una prisión estatal por secuestro armado, delito del que fue hallado culpable en agosto pasado.
Otaño, de 28 años, había sido acusado de detener y golpear al indigente cubano José Ortega Gutiérrez el pasado 17 de diciembre y de encubrir los hechos, mientras trabajaba como oficial de policía.
Fue juzgado en agosto en el Tribunal Penal de Miami-Dade y absuelto de los cargos de agresión, pero el tribunal lo encontró culpable de secuestro armado, por el que podría haber recibido una sanción de cadena perpetua.
Este miércoles, sus abogados trataron de convencer a la jueza de que le diera una pena más indulgente, pero ella se negó, alegando que no creía que Otaño tuviera ningún remordimiento, sino que solo se arrepentía de haber sido atrapado.
Según reporta Local 10, la magistrada calificó sus acciones como "una traición extremadamente atroz a la confianza pública", y lo condenó a cinco años de libertad condicional además de 66 meses tras las rejas.
Sus representantes habían declarado antes que apelarían el veredicto.
Otaño, que en enero fue despedido por el alcalde Esteban Bovo, estaba en libertad bajo fianza hasta agosto, pero al ser declarado culpable del secuestro fue nuevamente arrestado.
El día de los hechos estaba junto al también exoficial Lorenzo Orfila, que aún no ha sido juzgado.
De acuerdo con la acusación, los agentes acudieron a una panadería después de que sus dueños llamaran a la policía porque el indigente cubano José Ortega Gutiérrez estaba molestando, y lo detuvieron.
Según sostiene la Fiscalía, lo esposaron a Ortega y lo llevaron en una patrulla a un área aislada en el Northwest 97th Avenue, donde lo golpearon hasta dejarlo inconsciente.
"Ellos dijeron: vamos a dar una vuelta'. Y la vuelta fue que me llevaron para allá a darme golpes. Allí me dejaron tirado como si estuviera muerto, y se fueron", relató el cubano en el juicio.
En la vista, el indigente Ortega admitió haber consumido alcohol ese día, pero negó que su consumo de alcohol afecte su capacidad para observar y recordar acontecimientos.
Tras la golpiza, fue encontrado ensangrentada por otro oficial que estaba paseando a su perro y le prestó los primeros auxilios.
En el juicio, el fiscal no pudo demostrar que el cubano fue golpeado por los policías, pues no había testigo ocular ni pruebas que los vincularan con la agresión. Por eso el jurado solo pudo declarar a Otaño culpable de secuestro a mano armada.
Michael Pizzi, abogado de Otaño, calificó de "indignante" el fallo del jurado; asegura que su defendido es inocente de todos los cargos y que ni siquiera estaba en el lugar cuando se produjo el arresto.
"Es totalmente absurdo, si como determinó el jurado el Sr. Otaño nunca lo golpeó, no es culpable de agresión, no es culpable de tocar a esta persona, no puede ser culpable de secuestro", señaló.
El otro acusado, Lorenzo Orfila, fue acusado de secuestro, agresión e intento de mala conducta oficial.
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