El Servicio Secreto de Estados Unidos inició este lunes las investigaciones relacionadas con el presunto atentado con cocteles molotov sufrido en la noche de este domingo en la sede de la Embajada de Cuba en Washington.
“No hubo incendio ni daños significativos en el edificio”, declaró el Servicio Secreto de EE.UU a USA TODAY y otros medios estadounidenses que informaron del suceso, ocurrido poco después de las 8 pm (hora local) del domingo.
Por su parte, NBC precisó que los agentes del Servicio Secreto fueron llamados alrededor de las 8 pm del domingo. Anthony Guglielmi, portavoz del Servicio Secreto, dijo este lunes que alguien había arrojado un "presunto dispositivo incendiario" contra el edificio.
La versión del hecho ofrecida por las autoridades cubanas señaló que la legación diplomática había recibido el impacto de dos cocteles molotov.
“En la noche de hoy, 24/9, la Embajada de Cuba en EEUU fue objeto de un ataque terrorista de un individuo que lanzó 2 cocteles molotov. No hubo daños al personal. Se están precisando los detalles”, señaló el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla.
Sin embargo, la información publicada por medios estadounidenses apunta a “un agresor que arrojó un cóctel Molotov contra el edificio” y que “no hubo incendio ni daños significativos en el edificio después de que el dispositivo fuera arrojado”, según las declaraciones ofrecidas por el Servicio Secreto.
Según este servicio, encargado de la seguridad de las embajadas y sedes diplomáticas, nadie está bajo custodia en este momento y están trabajando estrechamente con funcionarios de la embajada, la policía de DC y el Departamento de Estado de Estados Unidos en la investigación.
“Tras ser perpetrado el ataque terrorista de anoche contra nuestra Embajada, nos comunicamos de inmediato con las autoridades estadounidenses, a quienes se les dio acceso a la Misión para la toma de muestras de los cócteles molotov”, dijo en X Lianys Torres Rivera, Jefa de la Misión de Cuba en Estados Unidos.
Fotografías compartidas en su publicación dejaron ver a tres agentes del Servicio Secreto que accedieron a la entrada del edificio para iniciar las investigaciones. A juzgar por las imágenes, el supuesto atentado resultó fallido, pues apenas consiguió chamuscar un metro cuadrado de fachada y jardín.
No obstante, para el gobernante Miguel Díaz-Canel, este “acto de violencia y de impotencia pudo costar valiosas vidas”. Fiel a la retórica de su "continuidad", el gobernante achacó la autoría del presunto atentado a los "odiadores", apelativo con el que el régimen identifica a sus detractores.
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