Cubana recuerda salida en balsa en 1994 siendo una adolescente: "Tuvimos la muerte muy cerca"

"Ver un muchacho ahogado y no poderlo recoger, oír gritos en la noche y no poder ayudar, ha sido lo más duro de olvidar, y encontrar balsas vacías al amanecer", dijo Yilay Arango, de Cárdenas.


Este artículo es de hace 1 año

Una cubana residente en Estados Unidos compartió un emotivo texto en el que recuerda su salida de su país en balsa en 1994, cuando era solo una adolescente.

Yilay Arango salió junto a un grupo de personas desde Cárdenas, Matanzas, dejando atrás a su mamá, sus tías, un tío, su hermano y su amada abuela.


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"Emigrar de cualquier forma es triste, pero solo el que se ha ido en balsa o en bote sabe lo triste que se siente ver cómo se va alejando la tierra mientras ves ese inmenso mar y piensas: 'me tiro y viro nadando o continuo hacia lo desconocido'. Es duro, muy duro y créanme, es más difícil para el que emigra que para el que se queda. El que emigra se pregunta: '¿Qué pasará? ¿Los volveré a ver? ¿Me ahogaré en la mar? ¿Qué será de mí ahora sin ellos?'", relató en Facebook.

Captura de Facebook / ReneYilay Arango

Yilay y sus acompañantes estuvieron seis días a la deriva en el mar, hasta que los recogieron el 28 de agosto poco después de las 6:00 am.

"Vivimos la experiencia de ver un muchacho ahogado y no poderlo recoger, de oír gritos en la noche y no poder ayudar, ha sido lo más duro de olvidar, y encontrar balsas vacías al amanecer. Nadie, pero nadie se imagina cuánto dolor da el pensar quiénes eran y que no los pudiste ayudar", detalló.

"Pienso en tantos que salieron como yo en agosto de 1994 y que no llegaron, aún recuerdo las palabras que oí por primera vez de un americano cuando nos recogieron en ese inmenso portaviones y nos preguntó: 'Qué desean desayunar'. Imagínense, seis días en ese mar sin comer, solo bebiendo agua. Lo único que hacíamos cuando nos recogieron era llorar y abrazarnos, pues tuvimos la muerte muy cerca", subrayó.

Captura de Facebook / ReneYilay Arango

De su estancia en la base naval de Guantánamo, donde permaneció varios meses, Yilay recuerda especialmente que por primera vez vio que todo lo que le habían dicho de los americanos era mentira.

"Desde esa base empecé a sentirme una persona con derechos, ver el respeto y la solidaridad de ellos para con nosotros fue para mí muy impresionante, pues crecí creyendo que eran malos y eran el enemigo", señaló.

La migrante, quien según su perfil reside en la ciudad de Gainesville, en el condado de Alachua, asegura que aunque han pasado tantos años y amo Estados Unidos, siempre será cubana y siempre amará la tierra que la vio nacer.

"Las añoranzas son muchas, al igual que los recuerdos. Espero con el favor de Dios ver mi Cuba como anhelo y poder estar con toda mi familia nuevamente algún día. ¡Feliz día a todos los balseros de agosto de 1994! ¡Orgullosamente balsera!", concluyó.

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