Muchos dueños de negocios privados en Cuba se resisten a desarrollar su actividad según los dictados del gobierno y rechazan la obligatoriedad de realizar cobros mediante canales electrónicos para así disponer del efectivo necesario para realizar pagos y otras operaciones.
Reunido en el Palacio de la Revolución, el ministro-presidente del Banco Central de Cuba (BCC), Joaquín Alonso Vázquez, le explicó al primer ministro, Manuel Marrero Cruz, que los “nuevos actores económicos” ofrecen “resistencia a la medida” de bancarizar las transacciones para los cobros y pagos, aprobada por el régimen cubano.
Alonso Vázquez explicó a Marrero Cruz que “han detectado nuevas formas de gestión que, teniendo habilitado canales electrónicos de pago, exigen a la población hacerlo en efectivo lo cual constituye una resistencia a la medida”.
Nada hay que contraríe tanto al régimen cubano como encontrar oposición a sus dictados. Así que este martes el primer ministro alertó a los cubanos que “nadie puede negar el pago electrónico”, según resaltó en titulares el medio oficialista Cubadebate.
“Donde estén creadas las condiciones, ningún actor económico puede negar a los clientes el pago de servicios, productos, y demás operaciones comerciales y financieras por los diversos canales electrónicos que se usan en Cuba”, insistió Marrero Cruz.
En su afán de control sobre los “nuevos actores económicos”, el régimen cubano impuso un proceso “gradual” de bancarización que, en la práctica, ha supuesto un obstáculo a la circulación de efectivo, sobrecalentando aún más la escasez de efectivo en circulación y disparando la inflación y el precio del dólar en el mercado informal. La percepción mayoritaria de los cubanos es que sufren un "corralito financiero".
“Nadie se puede negar a que un cliente le pague electrónicamente”, advirtió el primer ministro. Y cuando dice “nadie”, la orden tienen que acatarla desde los dueños de las Mipymes hasta “los carretilleros”, a los que también el régimen totalitario pretende imponer la bancarización “con inmediatez”.
Hablaron este martes en el Palacio de la Revolución de seguir explicando por todos los medios (son todos oficialistas) los “beneficios” del proceso de bancarización, que los cubanos, al parecer, no han entendido todavía.
Ya empiezan a sonar las alarmas en los pasillos del poder del régimen y asoman ya discursos como los de Marrero Cruz, que no tienen argumentos económicos detrás, pero sí una pulsión represora que siempre va por delante en dictadura.
Si a pesar de tantas explicaciones y pedagogía, los cubanos se “resisten” a la bancarización, ya saben a qué atenerse. Si un dueño de una Mipyme, un restaurante o un puesto de fritas disponen de conexión de datos en su móvil o tiene internet a mano, no podrán elegir cobrar sus servicios en efectivo; estarán obligados a aceptar pagos electrónicos, les guste o no, les beneficie o no.
Si se observa el comportamiento de los actores económicos en un país desarrollado como España, podrá verse que, por ley, los establecimientos no tienen la obligación de admitir el pago con tarjeta o electrónico, hasta un importe máximo de 1,000 euros.
“Con la normativa actual, ningún comercio está obligado a aceptar pagos con tarjeta. Los establecimientos pueden escoger si dotarse o no de datáfono o TPV”, explica la Organización de Consumidores y Usuarios de España.
El último informe sobre métodos de pago elaborado por el Banco de España fue claro: el efectivo sigue estando a la cabeza y tres de cada cinco personas lo utilizan a diario. Y eso que los bancos, la conexión a internet, la administración y las autoridades económicas del país funcionan.
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