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El Banco Central de Cuba (BCC) volvió a defender este lunes el proceso de bancarización en el país, y afirmó que este permitirá continuar empoderando la economía.
Según el presidente de esa institución, Joaquín Alonso, “la bancarización permitirá continuar empoderando la economía y potencia las posibilidades que el sistema bancario puede brindar al desarrollo del país”.
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El funcionario dijo en el espacio oficialista Mesa Redonda del lunes que “comercios de todo tipo están utilizando pasarelas de pagos electrónicos” con incentivos por parte del “sistema bancario, y por otro, el ahorro”.
Afirmó que la bancarización “propicia mayor transparencia en la circulación monetaria y solamente se realizan transferencias entre personas naturales”.
Agregó que “otro beneficio de la bancarización es que las plataformas ofrecen servicios los siete días de la semana y las 24 horas del día” y que “la divisa que se emplea en la fabricación de moneda física se puede destinar a otras prioridades del país”.
Alberto Quiñones, vicepresidente del BCC, agregó que "siempre van a existir operaciones con efectivo, pues comprendemos que no toda la población sabe utilizar o tiene acceso a los medios digitales para realizar las operaciones comerciales".
Reconoció que actualmente hay más operaciones en la red de cajeros automáticos, pero que faltan máquinas en 100 municipios, dijo.
Sin embargo, varios economistas de la isla han advertido sobre este proceso en el contexto cubano, y lo han considerado “un corralito financiero” y un mecanismo de control que afectará, especialmente, a los nuevos actores económicos como las Micro, Pequeñas y Medianas empresas (Mipymes).
Sobre la intervención de ambos directivos del BCC en la Mesa Redonda, el economista Pedro Monreal dijo que estos “no aclararon dos importantes problemas macroeconómicos asociados a la “bancarización”: ¿existe disponibilidad de efectivo a nivel de sistema?, y ¿es viable el crucial mercado cambiario informal sin efectivo no bancarizado?”.
Dijo que la medida puede tener impacto en las PYMES, respecto a lo cual insistió en que el efectivo en poder de estas empresas no es un efectivo “atesorado” sino circulando, incluyendo el mercado cambiario informal.
“Ese efectivo no bancarizado que “mueve” el mercado cambiario informal es crucial para poder mantener una capacidad de oferta privada que contribuye hoy a la estabilidad macroeconómica del país. El llamado a la legalidad es éticamente entendible, pero estéril en la práctica porque el diseño oficial en que deben operar las PYMES convierte lo informal en necesidad”, señaló.
En un artículo titulado "El Banco Central de Cuba como instrumento represor del régimen", el economista Elías Amor comienza aclarando que "la nueva resolución reconoce que el incremento del uso del dinero en efectivo en las transacciones económicas y financieras ha provocado un retroceso de los niveles de bancarización e inclusión financiera en el país", por lo que el gobierno "se siente desbordado y pretende recuperar el control. Y ofrece argumentos precarios para justificar este nuevo giro de la política económica".
Con el BCC como mecanismo represor del régimen, los actores –los que realizan actividades comerciales y de servicios legalmente autorizadas– tendrán que cumplir con la normativa bajo amenaza y dicen que "se han sentido presos de un “corralito” financiero de mal gusto, a destiempo", lo cual el economista atribuye a que el régimen debe estar en una muy mala situación financiera para que, "de la noche a la mañana, con nocturnidad y alevosía, las autoridades den un volantazo inesperado a su sistema bancario, cuyas consecuencias pueden ser nefastas para la economía".
"Las decisiones jerárquicas de espaldas a la realidad suelen salir mal. Estas serán un buen ejemplo", considera el analista.
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