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Pese a que los directivos del voleibol cubano anunciaron premios en metálico para los equipos y jugadores destacados de los dos últimos campeonatos nacionales, el dinero jamás ha llegado al bolsillo de los hombres que sudaron las medallas.
Un reportaje aparecido en Play Off Magazine da cuenta de las promesas incumplidas por el comisionado nacional de ese deporte, Jorge Sosa Ferrer, quien ha justificado el lamentable proceder escudándose en el manido recurso burocrático de “falta una firma”.
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En 2022 se dijo que se pagarían 24 mil pesos al primer lugar, 18 mil al segundo y 11 mil 200 al tercero. Luego, en 2023, la presunta tajada del campeón iba a ser de 62 mil. Pero nada de eso ocurrió.
El veterano pinareño Mario Rivera contó que “estuve averiguando y preguntándole al comisionado de la provincia. La última vez que hablé con él que fue el sábado pasado, y me dijo que según Sosa Ferrer faltaba una firma. Sin embargo, anteriormente ya me habían dicho que no se iba a pagar la liga”.
Rivera, quien asistió a los Juegos Olímpicos de Rio 2016, aseguró que “ellos mismos dijeron que en un mes máximo iba a estar el dinero en cada provincia, y nada. Eso fue en marzo, y mira en qué mes estamos”.
La indignación generada por el impago es el pan diario entre los voleibolistas radicados en la Isla. Otra figura de Pinar, Pedro Pereda Ramírez, adelantó que la situación tendría un nuevo capítulo en el campeonato de 2024, y lamentó que los directivos “dicen una cosa y los atletas se motivan” pero “cuando llega el momento no pasa nada”.
Pereda, además, aludió a que los atletas incurren en gastos personales para asistir a estos certámenes. “Los tenis cuestan, y más en estos momentos”, sostuvo. “El hospedaje y la alimentación corren por la provincia, pero el resto de gastos van por el jugador. Es un gasto que tienes que hacer, un gasto duro”.
Otro atleta inconforme es Yasmany González, quien defiende los colores de Sancti Spíritus. Según él, estaba convencido de que “no iban a pagarnos nada, porque cuando les preguntabas su respuesta nunca era convincente. Pasó el tiempo, le preguntaron al comisionado, a la directiva que tenía que ver con eso, y nunca dijeron el porqué. Faltaba una firma, la firma fantasma”.
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