A casi dos semanas de las elecciones generales convocadas por el gobierno socialista de Pedro Sánchez, expertos y medios de comunicación españoles señalaron al líder del Partido Popular (derecha), Alberto Núñez Feijóo como el ganador del debate televisivo celebrado este lunes.
“El presidente está ansioso”, comentaron varios líderes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al medio español El Confidencial nada más empezar el debate. Propuesto por el PSOE, el partido de la derecha se mostró reluctante a participar en un inicio.
Pero llegó el día señalado y Núñez Feijóo se plantó sereno y hasta relajado frente a un Sánchez al que se le veía contraído y a la defensiva, a pesar de su conocida buena presencia ante las cámaras.
La economía centró el debate entre los futuros candidatos a ocupar la Moncloa. Mientras el actual inquilino defendió su gestión a capa y espada, llegando a decir que la economía marchaba “como una moto”, el líder de la oposición esgrimió un buen número de datos que señalaban lo contrario.
Politólogos y especialistas en comunicación política coinciden en señalar que en ningún momento del debate se le vio cómodo al presidente, al que describen como “perdedor” del debate y cuestionado dentro de sus propias filas.
El siguiente tema en cuestión fue el de los polémicos pactos postelectorales, donde socialistas afean al PP su inclinación a alcanzar pactos con la ultraderecha de Vox, mientras que los populares prometen derogar lo que llaman “el sanchismo”, un conjunto de políticas y leyes aprobadas en esta legislatura gracias al apoyo de fuerzas de la extrema izquierda y nacionalistas vascos y catalanes.
En ese ámbito, Núñez Feijóo se comprometió en el debate a dejar gobernar al PSOE si obtenía la mayoría de los votos, independientemente de si no conseguía el número necesario para hacerlo en solitario. En una jugada magistral, el líder del PP emplazó a Sánchez a comprometerse ante los españoles a hacer lo mismo en caso contrario, cosa que este rechazó debatir.
“No voy a ser presidente si pierdo”, afirmó Feijóo con un papel delante donde estampó su rúbrica. “Yo lo firmo aquí mismo delante de los españoles, ¿y usted?”, reiteró el popular.
Desde su primera intervención, Sánchez apeló a la estrategia de transmitir que PP y Vox son lo mismo, llegando incluso a abusar de este argumento en el llamado minuto de oro (cierre del debate), en el que pidió a los españoles no permitir que “PP y Vox les metan en un tenebroso túnel del tiempo”.
En ese sentido, también quiso acorralar al gallego con el tema de las políticas de Igualdad, queriendo equiparar al PP con Vox en lo referido a leyes aprobadas de este gobierno a favor de las mujeres y los derechos del colectivo LGTBI+, de las cuales discrepa la derecha española.
“Ha cambiado principios por votos”, afeó Sánchez a un Feijóo que repetía machaconamente los casos de violadores excarcelados por los errores procedimentales de la Ley del “solo sí es sí”. Sánchez no pudo más que reconocer el “error jurídico” y cargar otra vez con lo “impúdico” de pactar con los que reniegan de la violencia machista.
“Estaba incómodo, se le veía siempre a la defensiva”, lamentaron fuentes socialistas al citado medio. “Ha sido una derrota humillante”, resumió un barón. “¿Para esto ha estado encerrado cuatro días?”, se preguntaban en el partido, donde echaban en falta propuestas y argumentos “serios” para desmontar a Feijóo.
“Hemos caído en la trampa”, se quejaron cuadros socialistas que consideran que el PP logró apelar al voto útil con un líder con una imagen “más presidencial” que el presidente, al ofrecer acuerdos de Estado frente a un Sánchez irritado que no dejó de interrumpir. “Vamos a un Gobierno del PP en minoría”, coincidieron expertos y políticos de todo el arco parlamentario español.
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